El nacimiento del río Duero, tiene un pequeño tramo de reto que nos ayuda a recordarlo con más cariño. Castroviejo es un espectáculo en sí mismo. Rocas abiertas al cielo y pinos que surgen en las grietas nos dicen que estamos en un lugar diferente. Es un espacio natural rodeado de masas enormes de bosque verde que proporcionará la tan ansiada tranquilidad al turista camper. Numerosas rutas salen de aquí, como aquella que nos lleva directamente a Cueva Serena, como también sus miradores, que permiten divisar su paisaje de rocas y pinos moldeados por el viento y la erosión. Un espectáculo.
Después de la caminata, se agradece un caldito caliente o compartir el almuerzo con los leñadores que entresacan el pinar ayudado por mulas recias como las gentes de la zona. Pueblos como Duruelo o Covaleda dicen mucho de la vida en un paisaje único. El bosque es el gran protagonista.
Los pueblos de la zona aportan muchos más servicios. Vinuesa, además de ser un lugar de referencia para los aficionados a la micología, ha sido una localidad relevante desde la Edad Media, con un excelente legado patrimonial que lo convierte en un pueblo ideal para pasar el fin de semana. La iglesia gótica de Nuestra Señora del Pino, el palacio de Don Pedro de Neyla, el de los Marqueses de Vilueña son solo un puñado de ejemplos de lo que ofrece esta villa empedrada y recorrida por calzadas y puentes romanos donde podemos perdernos. Además es una buena base de operaciones. Con su parque de la Laguna Negra, sus bosques y una golosa experiencia gastronómica para especialistas y aficionados.
Zonas como la de la calle Campo Lavadero nos pueden hacer aún más placentera la estancia. Se trata de un lugar tranquilo, cerca del pueblo y con más de un interesante restaurante, donde se encuentra la zona de entrada.
Algo parecido encontramos en el paisaje de Molinos de Duero, con el embalse de la Cuerda del Pozo, perfecto para el deporte acuático, que con la subida a la Laguna Negra, es la culminación perfecta de esta ruta.
Un paseo por Hinojosa de la Sierra, todavía a un salto de Vinuesa – con una preparación mayor para acoger nuestra AC – nos convencerá de las bondades de esta ruta. Aquí podremos encontrar restos medievales de su castillo y el Palacio de los Hurtado de Mendoza que rematan un legado histórico que trasciende lo meramente turístico. Los amantes de las aves saben que en la Laguna de la Serna siempre hay que usar los prismáticos.
Cada escenario transmite una forma de sentir el río y su entorno. Incluso nos podemos permitir una parada en Soria capital, para disfrutar de la ermita de San Saturio y de San Juan de Duero.
Ribarroya es una pequeña localidad en la SO-P-3003, con apenas unas decenas de habitantes, y ubicada a los pies del Duero. En esta pedanía se respiran las tierras de «pan llevar», y, sobre todo, un aire puro y silencioso que reportará muchas satisfacciones al campista.
Pasaremos por localidades en el entorno del Duero como Tardajos, Ituero, Almarail o Viana de Duero que se muestran orgullosas avisando de su presencia. Incluso nos sorprende en Riotuerto, la escultura de un elefante que parece una broma en el paisaje. Por aquí pasa el Rituerto, afluente del Duero. Todo el entorno nos prepara para la llegada a Almazán, donde el río se vuelve un tanto aristocrático. Palacios, dulces y leyendas hacen una buena mezcla en esa tierra.
Es, eso sí, un verdadero festival de estética rural castellano-leonesa. No muy lejos, en la torre del molino de Quintana Redonda, encontramos un área de AC gratuita de nueva factura con bastantes servicios (salvo los baños, que son de pago) y poder así renovar así las aguas grises y negras del vehículo.
Antes de llegar a Gormaz haremos visita a Berlanga de Duero, conjunto histórico señoreado por un espectacular castillo. Aquí podemos aprovechar los alrededores de su campo de fútbol, en la calle Calzada, para pernoctar, vaciar y renovar las aguas grises y de paso visitar los alrededores, incluyendo su castillo, a un tiro de piedra del lugar. Está, como es de esperar, en un cerro alto que permite divisar todo el paisaje. De origen medieval, tiene dos recintos bien diferenciados y a sus pies se encuentran los restos de la muralla, y del Palacio renacentista de los Duques de Frías. Entrar a la Plaza Mayor por la Puerta de Aguilera o la del Mercado es uno de esos placeres reservados para muchos, pero que solo algunos saben apreciar.
Gormaz es parada obligada. Su nombre es tan sonoro como su historia, es la típica localidad soriana con iglesia, ermita y un castillo, así como un aire desprovisto de toda pretensión que no limita su duro y rocoso atractivo rural. La ermita de San Miguel con restos del siglo XII es un festival en sí misma, con fascinantes frescos que nos transportan a otra época distinta con un majestuoso Juicio Final pintado en sus muros. El castillo es una antigua fortaleza árabe que da testimonio de las luchas que tuvieron lugar aquí. Es considerado el de mayor tamaño de Europa en la Edad Media.
En el mismo parking del castillo de Gormaz, con prodigiosas vistas al conjunto defensivo y al horizonte castellano-leonés, y al Duero, encontramos un parking para AC ideal para pasar la noche en silencio y total tranquilidad.
A medida que el río se tranquiliza, se ensancha poco a poco. El camino del molino de San Esteban de Gormaz tiene zona de picnic y una fuente, sin más servicios para el vehículo, pero permite pasar la noche tranquilamente y apartado del mundanal ruido. También podemos optar por el de la zona de las escuelas, que permite pernoctar a un tiro de piedra de la Plaza Mayor y en pleno tejido urbano de este pueblo medieval, cuyo castillo del siglo X fue uno de los principales a la hora de controlar el paso por el Duero.
El puente medieval y la iglesia de Nuestra Señora del Rivero, de estilo románico porticado, junto a la iglesia de San Miguel, rematan el inmenso atractivo de esta localidad señorial y medieval regada, de paso, por unas excelentes bodegas como son las de San Esteban.
Hacia el oeste, las choperas y campos de cereal se van mezclando con el viñedo. Langa de Duero es una localidad relevante desde la Edad Media. Fue frontera con Al-Andalus cuando el paso del Duero era límite entre los reinos hispanos. El mismísimo Cid fue alcaide de su castillo, erigido entre ruinas y obras románicas. El castillo de El Cubo, bien restaurado, tiene su propia dosis de leyenda, el puente medieval de doce arcos su dosis de romanticismo.
Aquí encontraremos un parking para autocaravanas en la misma entrada del pueblo, en la calle Nuestra Señora de Paúl. Se trata de una calle tranquila en la que no podemos cambiar las aguas grises y negras, pero es un rincón cómodo y apartado, con zonas de sombra y sol y suficiente verde para hacer agradable el tiempo que pasemos allí.
El Duero en Soria, bien se merece una excusión.
