AEA ha presentado el «Informe acerca de las carreteras más peligrosas de España», realizado con datos procedentes del Ministerio de Fomento. En él se señala que de esos 150 puntos negros -los tramos con un índice de peligrosidad superior a 100; el índice de peligrosidad medio en las carreteras españolas en 2010 era de 11-, únicamente catorce tramos tienen instalado un radar fijo… a pesar de existir 600 radares de este tipo en todo el territorio nacional.
Según el mismo estudio, Castilla y León es la comunidad autónoma con más tramos de concentración de accidentes -que pertenezcan a los 25.835 km de la Red de Carreteras del Estado, por donde pasa más del 50 % del tráfico de España-, con 29 puntos negros. La siguiente es Andalucía, con 23, y Aragón, con 18. En el otro extremo se encuentran la Comunid de Madrid y el País Vasco, con tan sólo dos puntos negros cada una de ellas en toda su red.
De acuerdo a este método, el tramo más peligroso de toda la red estatal se encuentra en Béjar (Salamanca): El kilómetro 415 de la N-630. Los dos siguientes son los kilómetros 59 y 60 de la N-234, en Castellón.
Al constatar que «en el periodo 2006-2010 el Índice de Peligrosidad medio de la Red de Carreteras del Estado se ha reducido por cuatro», AEA considera que los datos prueban que el mantenimiento en buen estado de las infraestructuras ha sido la clave en la reducción de la siniestralidad, y no el permiso por puntos u otras medidas sancionadoras. De hecho, el 47 % de los accidentes tienen a las infraestructuras como factor determinante. Pero AEA reconoce que queda mucho trabajo por delante, y recuerda que «si bien los recortes presupuestarios pueden retrasar la necesaria actuación en esas infraestructuras, es importante al menos que los conductores sepan dónde están para tomar las debidas precauciones».