Muy útil sobre todo en coches con años

¿Mueves poco tu coche? Las claves para evitar averías por falta de uso

J. Couto:
J. Couto:
Dicen que los coches a veces se rompen más por estar parados que en movimiento. Y, efectivamente, eso puede ocurrir. Te contamos cómo evitarlo.

¿De qué se compone un coche? Metal, plásticos, gomas, cristal, fluidos… Un montón de materiales combinados y pensados para estar en funcionamiento. Por eso, aunque un coche esté parado, muchos de ellos pueden ir perdiendo propiedades por el simple hecho de no utilizarse. Tener parado un coche unas semanas no tiene por qué suponer una desgracia; pero si los tiempos son más prolongados, hay que tomar precauciones. Veamos algunos ejemplos de lo que más puede sufrir y la clave para evitar problemas.

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Batería

Es, obviamente, el elemento que probablemente antes dé la voz de alarma si utilizamos muy poco nuestro coche. Sobre todo ocurrirá si tenemos elementos como una alarma, pero también se da en muchos casos con algunos años que puedan tener alguna derivación a masa. La única manera de conseguir que no se descargue es circular con el coche durante al menos quince minutos, pero también podemos optar por conectar un cargador de batería inteligente si tenemos un garaje con enchufe. Ronda los 30 euros. Por otro lado, es muy recomendable tener siempre una batería de primera marca, pues son las que mejor soportan los periodos prolongados sin arrancar.

Gasolina y fluidos

Todos los fluidos tienden a descomponerse o, al menos, a perder propiedades con el paso del tiempo y los cambios de temperatura. En el caso concreto de la gasolina, es muy recomendable que la misma gasolina no permanezca durante mucho más de seis meses en el depósito, pues puede provocar un mal funcionamiento del motor por lo rapidez con la que se descompone si no se gasta. De hecho, en vehículos de inyección directa, puede provocar averías en el sistema de inyección.

Si hay un periodo muy largo en el que el coche no se mueve (hablamos de años), es muy recomendable cambiar tanto el líquido de frenos como el anticongelante y el aceite antes de poner en marcha el motor. El motivo no es sólo que estos fluidos puedan perder propiedades, que también, es que la presencia de óxido o la descomposición de la goma de tuberías o manguitos pueden contaminarlos, reduciendo su eficacia.

Todo lo que sea de goma

Como decimos al final del punto anterior, las gomas y plásticos también tienden a ir deteriorándose con el paso del tiempo. Las tuberías, por ejemplo, en contacto con fluidos como la gasolina, el anticongelante o el aceite, también se pueden ir descomponiendo, y eso puede terminar en una fuga cuando pongamos el coche en marcha tras un largo periodo de tiempo.

Puede ocurrir también con otros elementos como los guardapolvos de las transmisiones y las piezas de goma de las rótulas, que también se pueden deteriorar antes de tiempo. Si el coche lleva mucho tiempo parado, habrá que revisar que no estén cuarteadas ni dañadas.

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Climatizador

Es otro elemento con el que hay ser precavido, sobre todo si tiene aire acondicionado. Si no se utiliza, el compresor no se mueve, no hay lubricación y tienden a producirse fugas por donde termina escapando el gas que lleva en el interior, por lo que no enfriará. Eso tiene fácil solución (unos 60 euros), pero el problema grave es que esa falta de lubricación estropee el compresor, cuya reparación puede superar tranquilamente los 400 euros. Por eso, conviene hacerlo funcionar al menos una vez al mes, incluso en invierno.

Filtros

Los filtros se encargan de retener impurezas, y los de hay de aire del motor o del habitáculo, peor también los hay de aceite o de combustible. Los de aire se pueden limpiar en caso de que el coche haya estado mucho tiempo parado, pero los otros, al estar en contacto con fluidos, pueden descomponerse con el paso del tiempo y eso puede provocar también averías. Si el coche lleva años parado, es muy recomendable cambiarlos.

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Ojo con la chapa, los faros…

En este caso, todo va a depender de dónde esté aparcado el coche, pues no es lo mismo que esté en la calle o en un garaje, o que esté en un clima con mucha humedad o uno seco. Independientemente de eso, sí hay que tener en cuenta que el sol termina por deteriorar la pintura, y también por endurecer las gomas y por debilitar los plásticos, que se pueden partir con facilidad.

La clave: muévelo, al menos, cada 15 días

Por suerte, para evitar estos problemas, la solución es sencilla. Si tienes un coche, tienes que moverlo. Esa es la clave. Con que lo muevas al menos una vez cada 15 días, y con esto nos referimos a que sea un paseo de al menos una hora, conseguirás que toda la mecánica funcione, que todos los fluidos trabajen a su temperatura, que todas las gomas se muevan y no se queden rígidas… y evitarás muchos problemas a largo plazo. Si, además, tienes el coche aparcado en la calle, es recomendable que incluso te des estos paseos una vez por semana. Recuerda conectar también el climatizador y, a ser posible, ve renovando el carburante. Si vas a utilizar poco el coche, no llenes el depósito, pero sí está bien que repostes cierta cantidad cuando lo utilices y dejar que en el depósito haya al menos un cuarto de combustible.