¿Cuándo hay que reducir de marcha?

No hace muchos años que se puso de moda la marcha de utilizar marchas largas como truco infalible para conseguir el menor consumo posible. Y, aunque es cierto en la mayoría de las ocasiones, también lo es que en muchas ocasiones podemos vivir situaciones peligrosas por ahorrar cantidades despreciables, y también que corremos el riesgo de provocar averías muy caras de reparar. Lo malo de esa moda es que muchos parecen haberse ‘olvidado’ de lo importante que puede ser reducir de marcha.

Por eso, es fundamental saber qué marcha debemos utilizar en cada momento en un coche con caja de cambios manual. O, al menos, saber en qué momento debemos reducir una marcha, o dos, para evitar males mayores.
Dado que todo esto depende mucho del tipo de motor, para facilitar la explicación nos vamos a centrar en algunas situaciones cotidianas que nos permitirán entenderlo todo mucho mejor. O eso esperamos.
1.- Si estás subiendo una pendiente
Si vas subiendo una pendiente y notas que el motor empieza a perder fuerza y que, por mucho que aceleres, le cuesta ganar velocidad, reduce de marcha. Notarás que el motor gana en respuesta. Sí, estarás aumentando el consumo, pero le evitarás al motor un sobreesfuerzo que, a largo plazo, podría terminar por provocar algún tipo de avería.

2.- Si estás bajando una pendiente
Si bajas un puerto de montaña, por ejemplo, y notas que el coche se embala aunque no estés acelerando, reduce de marcha. Eso aumentará el freno motor, de manera que tendrás que actuar menos sobre el freno y, además, obtendrás un mayor grado de control sobre el vehículo. Además, ten en cuenta que, mientras no aceleres, el consumo es prácticamente nulo, vayas en una marcha u otra, por lo que en este caso reducir de marcha no afectará ni tan siquiera al consumo.
3.- Si vas a tomar una curva
Si vas a tomar una curva y tienes que frenar, es importante que, al tiempo que frenas, reduzcas una marcha o más, en función de la velocidad a la que vayas y a la velocidad a la que puedas tomar la curva. Lo ideal es frenar y reducir de marcha antes de que empieces a tomar la curva, y la marcha más recomendable es aquella que te permita sentir que, cuando dejes de pisar el pedal de freno, vas a tener un poco de freno motor para abordar el giro con seguridad. Eso también te asegurará que tengas una suficiente capacidad de aceleración cuando vayas a salir de la curva.

4.- Si necesitas una buena dosis de aceleración
Esto te será muy útil por ejemplo, en los siguientes supuestos, que son de los más habituales:
- Cuando vayas a adelantar: en este caso, es fundamental tener la máxima capacidad de aceleración. Por eso, tendrás que reducir una marcha, o dos en función de lo lento que vaya el vehículo que te precede, para completar la maniobra en el menor tiempo posible cuando aceleres a fondo.
- Cuando te incorpores por un carril de aceleración: es una situación en la que debes obtener una buena dosis de aceleración. Reducir una o dos marchas antes de que comience el carril de aceleración nos permitirá incorporarnos a una velocidad muy similar al del resto de usuarios que circulen ya por la vía principal.
- Cuando entres en una glorieta y llegues con algo de inercia: salvo que vayas a arrancar desde parado porque te hayas tenido que detener por completo o casi, lo más recomendable es entrar en las glorietas siempre en segunda velocidad, pues así tendrás una suficiente capacidad de aceleración. Nunca entres en tercera, pues lo harás con menor capacidad de aceleración y, sobre todo, lo harás con un menor control sobre el vehículo.
5.- Si te vas a detener
Si nos vamos a detener por ejemplo en un semáforo, ir reduciendo de marcha hasta segunda velocidad de forma progresiva nos permitirá conseguir dos cosas: abusaremos menos de los frenos al utilizar más freno motor y, en caso de que sea en bajada o haya un poco de curva, también nos permitirá llegar con un mayor control sobre el vehículo. Como al reducir no es necesario acelerar, tampoco aumentará el consumo.