En agosto de 2013, el organismo estadounidense NHTSA declaraba al Tesla Model S como el coche más seguro del mundo, tras superar sus pruebas con una nota sobresaliente. Pero, apenas un mes después, la suerte de Tesla ha dado un giro de 180 grados: en menos de 6 semanas, se han dado a conocer tres casos de propietarios que han visto como su Tesla se incendiaba tras unas colisiones que, en principio, no deberían derivar en fuego.
Los dos casos se produjeron en octubre: el primero de los Tesla chocó contra un objeto metálico que se encontró en la carretera, mientras que el segundo colisionó contra un muro. Pero la ‘alarma’ ha saltado con el tercer caso, acaecido el pasado 6 de noviembre en Tennessee –EE.UU.–.
Su conductor circulaba a unos 110 km/h por autopista, cuando se topó con una bola de remolque suelta sobre el asfalto que no pudo esquivar. El objeto impactó con fuerza en los bajos del vehículo, tras lo cual apareció un mensaje de avería en el cuadro de mandos; el conductor se detuvo en el arcén, y el vehículo comenzó a arder. ¿La causa? En los tres casos, el incendio tuvo lugar debido a la ruptura de la coraza de seguridad que protege las baterías de ión-litio.
Estos hechos han motivado que las acciones de la compañía creada por Elon Munsk hayan registrado importantes caídas en la bolsa, llegando a perder los títulos de Tesla hasta un 27% de su valor.