Las cada vez más restrictivas disposiciones legales y la mayor concienciación medioambiental de los usuarios ha hecho que, en los últimos años, los fabricantes de automóviles centren gran parte de sus esfuerzos en reducir las emisiones contaminantes de sus modelos.
Uno de las tecnologías que más están empleando los constructores para reducir las emisiones es la Start-Stop –también conocida como microhíbrida– cuya implantación es cada vez mayor y se estima que en 2015, el 70% de los vehículos producidos en Europa la emplearán.
El fundamento de la tecnología Start-Stop es que el motor se apaga cada vez que el vehículo se detiene, ya sea en un semáforo o en un atasco, por ejemplo, y vuelve a arrancar cuando queremos reemprender la marcha. De esta forma se consigue un ahorro energético que puede llegar a reducir hasta en un 10% el consumo de combustible y, por consiguiente, las emisiones de CO2.
Este dispositivo conlleva una mayor exigencia a la batería del vehículo que debe suministrar la energía necesaria para alimentar a los dispositivos eléctricos y garantizar un arranque fiable del vehículo, cada vez que se le demande. Unos esfuerzos que una batería convencional no podría soportar durante mucho tiempo.
Con las baterías VARTA Start-Stop Plus y VARTA Start-Stop, Johnson Controls pone a disposición de la industria y de los automovilistas una solución desarrollada especialmente para aplicaciones Start-Stop.
La batería VARTA Start-Stop con tecnología EFB (Enhanced Flooded Battery) ha sido concebida especialmente para vehículos con función Start-Stop básica, mientras que la batería VARTA Start-Stop Plus, con tecnología AGM, dispone de una resistencia a los ciclos aun mayor y una mejor capacidad de recarga, lo que es especialmente útil en el caso de vehículos que emplean un sistema Start-Stop avanzado. Es decir, que además del dispositivo de arranque y parada, también se utiliza la recuperación de energía de frenado y otras tecnologías de ahorro de combustible.
Con la recuperación de energía de frenado, una parte de la energía cinética del vehículo se transforma en energía eléctrica, que se suministra a la batería, la cual debe poder recargarse con la necesaria rapidez, y responder a las nuevas exigencias de los vehículos Start-Stop.