Que un vehículo tenga una carrocería que se vuelva blanda o dura en caso de atropello, colisión con otro vehículo o cualquier circunstancia era una utopía. Hasta ahora, que Google ha anunciado que su coche autónomo, Waymo, contará con esta tecnología. Se trata de un sistema que lleva patentado desde el año 2015 pero que no ha sido implementada hasta este momento.
¿Su objetivo principal? Mejorar la respuesta de los vehículos autónomos frente a los choques e incrementar la seguridad de los peatones en caso de que éstos sufran un atropello. Este sistema es capaz de diferenciar si el automóvil impacta contra un objeto o contra un humano, e incluso entre ciclistas o motoristas. Además, también tendría en cuenta la velocidad del choque.
Así las cosas, en función del tipo de colisión, la carrocería del coche reaccionaría de una forma diferente en cada situación. Según la propia empresa estadounidense, lo que se ablandaría o endurecería serían los «miembros de tensión» que conforman la estructura del vehículo, como los muelles, los cables o las varillas, que se aflojarían o se ajustarían más en el momento del accidente.
Los encargados de detectar la naturaleza de la colisión y el objeto contra el que impactaría el coche serían los sensores del mismo vehículo. Por el momento no se tiene más información acerca de este sistema, pero si las pruebas que Google va a realizar con los automóviles dotados de esta tecnología resultan satisfactorias podríamos verlas a medio plazo en coches autónomos de producción.