Euromaster, cadena de talleres que acaba de cumplir 60 años, ha publicado una nota de prensa en la que refleja cómo, en 1963, cuando nació la cadena, los talleres estaban llenos de coches como el Seat 600 o el Citroën 2CV, coches cuya media rondaba los 100.000 kilómetros. Hoy, en cambio, esa vida útil de los coches se ha multiplicado por seis, y es fácil que cualquier coche actual pueda superar los 500.000 kilómetros siempre y cuando se realice un buen mantenimiento.

En esta nota de prensa, se recoge el testimonio de los dueños de dos talleres Euromaster (Juan José Castillo de Guadalajara, y Pedro Tenorio de Guadix, Granada) en los que se habla de que, antes, un mecánico iba a prendiendo el oficio a base de experiencia, de reparar los coches que iban entrando en el taller. Sin embargo, hoy día eso no es posible si no se tiene un mínimo de formación específica, pues antes todo eran sistemas mecánicos con principios de funcionamiento similares y, en la actualidad, la inmensa mayoría de los elementos están controlados de una u otra forma por centralitas electrónicos.
La otra gran diferencia está en la distribución e recambios. Antes, cada taller contaba con su propio almacén de recambios. Si la pieza que había que sustituir no estaba en ese almacén, la reparación podía demorarse varios días. En la actualidad, todos los talleres cuentan con sus distribuidores de recambios, gigantescas centrales de recambios que les pueden servir las piezas que necesiten en muy poco tiempo (incluso menos de una hora).
Francis Ferreira, director general de Euromaster para España y Portugal, también hace hincapié en que “no solo los coches y los talleres han cambiado, sino que las personas de este sector han crecido en cultura de cercanía, de estar cerca de la persona que entra al taller y no pensar que solo entran vehículos. Esto forma parte de nuestro customer journey, y lo inculcamos a todos los negocios que entran en nuestra red, especialmente cuando la franquicia tiene tanto peso”.

Más allá de todas reflexiones, lo cierto es que en realidad los motivos por los que los coches ahora duran mucho más es porque todo tiene una calidad infinitamente superior. Además de estar hechos con materiales mucho más avanzados, los procesos de fabricación también son mucho más exigentes, y eso hace que cada pieza, o cada fluido (porque, por ejemplo, el aceite que se le echa hoy a un coche no tiene nada que ver con el que había hace 60 años).
Ahora bien, esto tiene también otras dos lecturas, y no son tan positivas. Por un lado, que cada pieza sea mucho mejor supone que también es más cara. Y eso no es lo único que afecta al precio. Además, la complejidad que tienen y el hecho de que muchas veces se vendan como un pack, han hecho que cada vez sean menos las piezas que se pueden reparar, de manera que el oficio de mecánico que reparaba un coche ha ido dejando su sitio al del especialista que sustituye una pieza por otra y que sabe cómo debe obrar a la hora de lidiar con la electrónica.
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