La nieve puede ser un espectáculo visual, también un escenario privilegiado, para disfrutar de las virtudes de cualquier escapada. Caminata con hielo, estamos ante la causa de mayor número de accidentes. Por eso, también puede ser un verdadero dolor de cabeza si no vamos preparados, nos falta experiencia o se produce algún imprevisto. Naturalmente, tenemos recursos a nuestro alcance para paliar estas desventajas y, a la vez, potenciar las múltiples oportunidades que nos ofrece un entorno bien nevado.
Primero, lo fundamental: prepararnos. Si optamos por una ruta de montaña o estacionar en zonas hostiles. La temperatura es un enemigo muy silencioso. En este sentido es vital un buen neumático, el punto de unión de nuestro vehículo con el asfalto. Es vital montar un buen producto que sirva para controlar los movimiento de la AC, que como sabemos es un vehículo pesado en toda circunstancia.
La solución más polivalente es un buen neumático de invierno, especialmente creado para la nieve y bajas temperaturas. Por suerte cada vez disponemos en España de una oferta mayor y con mejores precios de este tipo de neumáticos. Si además tenemos unas cadenas para circular sobre nieve, evitaremos muchos deslizamientos indeseados y tendremos mucho solucionado. No obstante, si te resultan demasiado aparatosas existen opciones intermedias como fundas textiles, también llamadas cadenas de tela.
Seguro que también hay hueco para una pala, que suele darle uso en varias situaciones. Y también los puede servir para mover arena o cubrir las brasas de una fogata.
Incluso parado, el vehículo tiene sus necesidades. Un nivel que hay que revistar de manera especialmente cuidadosa es el gasoil, que al fin y al cabo nos provee de calor en lo más duro del invierno. Quedarnos sin este líquido cuando estamos en la montaña y a muchos grados bajo cero es una verdadera mala pasada.
Cuidado además con los taponamientos de los tubos extractores de la calefacción, un fenómeno habitual en las nevadas más duras. Llevar un líquido anticongelante para tuberías es en este caso una buena opción. Los entendidos aseguran además que, aunque esté a un nivel bajo, lo mejor es no apagarla nunca.
Un problema clásico de todo camper en el frío es la congelación del depósito de aguas grises. Si esto ocurre el contenido aumenta de volumen y el depósito puede reventar, provocando infinidad de problemas.
Lo mejor es no llenar mucho más de la mitad el depósito, o incluso procurar llevarlo vacío. Si esto no es posible hay que permitir el goteo (poniendo, naturalmente, un bidón o alguna clase de recipiente debajo) para poder regular su nivel de manera razonable y evitar este incómodo fenómeno.
6 pueblos blancos para vivir la nieve en el Pirineo de Lleida
Una vez librados los problemas, necesitaremos un lugar para descansar. Las relaciones esquí y autocaravanismo no eran muy amistosas. Por suerte, las cosas están cambiando. Hay numerosas estaciones de esquí que han visto cómo aumentaba la afluencia de autocaravanas y, de hecho, han habilitado sus superficies para acogerlas.
Sierra Nevada es una de ellas, con un espacio en área de Los Peñones donde se nos permite dormir. La Molina dispone de plazas con agua, luz, vaciado de aguas y un paisaje increíble en el en el corazón del Pirineo catalán.
El parking de Pla de Beret nos permite acceder a la mítica estación de Baqueira. En Vielha hay la una zona específica para nuestros vehículos. Cada una de ellas puede tener normas distintas y propias, por lo que es mejor consultarlas antes de pernoctar.
El Pirineo aragonés es muy receptivo. Cerler puede ser un buen ejemplo. Facilita es estacionamiento, pero es muy estricto en la normativa de ruidos y aumentar el perímetro de nuestros vehículo. El ayuntamiento de Benasque no se anda con tonterías. Formigal y Astún también disponen de zona de aparcamiento.
Si no deseamos algo tan específico, los campings y las áreas de servicio habituales siguen ahí para nosotros, especialmente los de áreas montañosas y carreteras reviradas, que tanto gusta recorrer en invierno. En caso de pernoctar a las afueras de un pueblo, siempre debemos preguntar a la gente local por las mejores zonas para evitar ventiscas o pequeñas avalanchas€ ¡El sentido común nunca está de más!