Nace así Hennessey Performance. En los años siguientes se especializa en preparar también los Dodge Stealth, Toyota Supra y Mazda RX7 pero el gran éxito le llega con los Dodge Viper que modifican y convierten en Viper Venom. El primero de ellos se hizo en el 93, con 500 CV. En 2000 ya llegan a los 1000 CV y aceleraba de 0 a 100 en 2,9 segundos. En 2005 son una empresa muy grande y montan una fábrica con sus propias pistas de pruebas en Texas.
En 2008 ya tocan también modelos de Ford. En 2009 empiezan a trabajar también con modelos de General Motors; entre ellos, los Corvette ZR1 o Cadillac CTS-V. Su versión el Camaro, el HPE 700LS9 entrega 700Cv.
Ahora tienen dos pistas de pruebas, una de ellas tipo «dragster», bancos de potencia calibrados hasta los 2.000Cv y toda una plantilla de especialistas en preparación de coches, en sus instalaciones de Lonestar Motorsport Park, en Houston.
Están haciendo (entre otros «packs») uno para el Chevrolet Stingray que lo lleva hasta los 1000Cv. Esto ha implicado retocar o directamente cambiar casi todos los componentes de transmisión. Para llegar a esos niveles de potencia se recurren a turbocompresores o compresores volumétricos, en función de los gustos del cliente. Además se montan gran parte de las piezas del motor rediseñadas para soportar el sobre esfuerzo que supone este brutal incremento de potencia. por supuesto, ECU y refrigeración también son retocadas. Como puedes ver en el gráfico que sacaron en Hennessy con el coche de pruebas, en el banco se midieron unos 850Cv a la rueda, lo que supone cerca de 1.000Cv al cigüeñal.
No está todavía en el mercado este «pack 1.000» para la última versión del Corvette, el Stingray de «sólo» 466cv . Está todavía en desarrollo y tardará un tiempo en estar disponible. Si tienes un Corvettte de estos, tendrás que conformarte con los packs de hasta 700 CV que ya están en venta.