En China es más sano ir en coche que andando

El exceso de contaminación en la capital China hace que respirar sea extremadamente insalubre, causando la muerte a 1,6 millones de chinos al año.


Cuando en Europa –principalmente- tenemos desde hace varios años medidas y protocolos anticontaminación para que en sus ciudades más pobladas las emisiones de los coches afecten lo menos posible a la calidad del aire, en China se mantienen ajenos completamente a este tipo de prácticas€ hasta ahora. Y es que se ha llegado a un punto de difícil retorno en el que ir en coche es más sano que andando debido a la contaminante nube que se ha instalado de forma permanente en, por ejemplo, Pekín.

Los altos niveles de toxicidad que registra la capital del gigante asiático hacen imposible que respirar sea mínimamente saludable, algo que se contrarresta en el habitáculo de los vehículos gracias a los filtros que separan el aire de la calle del interior de los coches. Sin embargo, la población china se resiste a dejar de utilizarlos a pesar de lo que ocurre –y lo que es más alarmante, siendo conscientes del problema-, en parte también porque temen por su salud y prefieren estar ´protegidos´ por la barrera que forma su automóvil con el aire de la calle.

Por todo ello, la semana pasada se activó en Pekín, por primera vez en su historia, la alerta roja por contaminación después de superar el límite recomendado por la OMS en 25 veces, lo que ha limitado la circulación de vehículos por días alternos€ y ha conllevado el cierre de escuelas, la paralización de obras públicas, la recomendación de no salir a la calle y el refuerzo del transporte público. Además, el Gobierno bonifica la compra de los motores de cilindradas pequeñas, ya que la mayoría de la población posee vehículos con una media de entre 1.8 y 2.0 litros.

Por último, en algunas ciudades asiáticas hay sorteos para acceder a la compra de un coche, pero las ventas siguen aumentando. De hecho, en el mes de noviembre se alcanzaron cifras de récord, con un 25% de subida con respecto al mismo período del año anterior. Por lo tanto, las autoridades chinas deberán dejar de poner parches a un problema que cada vez se va a ir haciendo mayor y que, según un estudio de Berkeley Earth, mata hasta 1,6 millones de personas al año solamente en China.

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