La preocupación por la sostenibilidad y las restricciones de tráfico en las ciudades están modificando los hábitos de los conductores. En este contexto, las etiquetas medioambientales de la Dirección General de Tráfico (DGT) se han convertido en un factor clave a la hora de comprar un coche. Entre ellas, las etiquetas Cero y Eco destacan por ofrecer ventajas como el acceso a zonas de bajas emisiones (ZBE), bonificaciones fiscales o aparcamiento gratuito en algunas ciudades.
Pero no todos los vehículos con etiqueta Cero o Eco son iguales. Bajo estas clasificaciones conviven tecnologías muy distintas: eléctricos puros, híbridos enchufables, híbridos convencionales, microhíbridos y vehículos propulsados por gas. Esta guía analiza cada una de estas categorías para ayudarte a tomar una decisión acertada.
1. Vehículos microhíbridos (MHEV)
Etiqueta: ECO
Los microhíbridos, también conocidos como híbridos ligeros o con hibridación suave, incorporan un sistema eléctrico sencillo que asiste al motor de combustión en determinadas fases, como el arranque o la aceleración para ayudar a reducir el consumo y las emisiones del motor de combustión. Se combinan sobre todo con motores de gasolina, pero también los hay diésel.
Hasta ahora no podían circular en modo eléctrico puro, pero ya hay sistemas como el de Audi o Stellantis que sí permiten desplazarse sólo con electricidad en determinadas circunstancias y a muy baja velocidad.
¿Qué tener en cuenta?
Consumo real: La mejora en eficiencia suele ser modesta. Su eficacia es mayor en trayectos interurbanos, pero menos eficaces en ciudad que otros sistemas híbridos.
Precio y mantenimiento: Tienen un coste similar al de los coches con motores térmicos convencionales, con pocas diferencias de mantenimiento.
Ventajas prácticas: Ofrecen los beneficios de la etiqueta Eco, como acceso a ZBE y descuentos en aparcamientos públicos. Su conducción es prácticamente idéntica a la de un coche de combustión tradicional.
Recomendado para:
Conductores que buscan una transición suave hacia la movilidad sostenible, sin renunciar al motor de combustión tradicional.
2. Vehículos híbridos convencionales (HEV)
Etiqueta: ECO
Los híbridos convencionales (también llamados autorrecargables por algunas marcas) combinan un motor de combustión interna con uno o varios motores eléctricos, y una batería que se recarga mediante la frenada regenerativa o el propio motor térmico. A bajas velocidades, pueden circular en modo eléctrico durante trayectos cortos (2-3 kilómetros).
¿Qué tener en cuenta?
Conducción urbana: Son especialmente eficientes en ciudad, donde el motor eléctrico entra más en juego. Son tan fáciles de conducir como cualquier coche con cambio automático.
Reducción notable de consumo: Ofrecen cifras de consumo muy competitivas en entornos urbanos, aunque en carretera su ventaja disminuye.
Ojo a la insonorización: Cuando el motor térmico entra en funcionamiento en algunos modelos lo hace de una forma un tanto ‘escandalosa’.
Recomendado para:
Conductores urbanos que valoran la eficiencia sin preocuparse por enchufes ni recargas.
3. Vehículos a gas (GLP)
Etiqueta: ECO
Estos coches funcionan con gas licuado del petróleo (GLP), y siempre incorporan también un depósito de gasolina para utilizarla cuando no hay gasolina o en determinadas circunstancias (como cuando el motor está frio). Permiten alternar entre combustibles y emiten menos CO₂ y partículas que un vehículo convencional. Conviene no confundir el GLP (Gas Licuado de Petróleo) con el GNC (Gas Natural Comprimido), tecnología con la que no se comercializa ningún coche en la actualidad pese a su eficiencia.
¿Qué tener en cuenta?
Red de repostaje: Es clave comprobar la disponibilidad de estaciones de GLP en tu zona. En la Península Ibérica en la actualidad hay más de 800 puntos de recarga, por lo que en grandes ciudades no es problemático repostar.
Autonomía: Combinando ambos depósitos, la autonomía puede superar los 1.000 km.
Coste por kilómetro: El gas es en torno a un 50% más barato que la gasolina, lo que reduce el coste por kilómetro recorrido. Eso sí, el consumo aumenta en torno a un 15%. Eso hace que, con gas, lo normal es ahorrarse en torno a un 35% de gasto en carburante.
Recomendado para:
Conductores que recorren largas distancias y buscan un combustible económico con beneficios medioambientales. Es también una alternativa muy válida para moverse por ciudad a bajo coste.
4. Híbridos enchufables (PHEV)
Etiqueta: CERO
Los híbridos enchufables combinan lo mejor de dos mundos: un motor de combustión y uno eléctrico con una batería recargable que permite circular en modo 100% eléctrico durante unos 50-60 kilómetros (para obtener la etiqueta Cero, deben homologar una autonomía eléctrica mínima de 40 km), si bien comienza a haber modelos que ya superan los 100 km de autonomía.
¿Qué tener en cuenta?
Uso del modo eléctrico: Son ideales si puedes cargarlos en casa o en el trabajo y realizas trayectos diarios cortos. De lo contrario, pueden comportarse como un coche convencional con sobrepeso y menos maletero.
Consumo real: El ahorro depende del uso real del modo eléctrico. Si no se recargan con frecuencia, el consumo es superior al de un híbrido convencional. Junto con el motor de gasolina, la autonomía suele superar los 800 km, incluso algunos pasan del millar.
Incentivos: Suelen beneficiarse de ayudas como el Plan MOVES y de las mismas ventajas de los eléctricos, como aparcar gratis en la calle en zonas de pago.
Recomendado para:
Usuarios con punto de carga privado y hábitos de conducción principalmente urbana pero que realizan trayectos largos con cierta asiduidad y no quieren depender de puntos de carga externos.
5. Coche eléctrico puro (BEV)
Etiqueta: CERO
Los eléctricos puros funcionan exclusivamente con energía eléctrica, almacenada en baterías que se recargan mediante la red eléctrica. Son los únicos que no emiten gases contaminantes durante su uso.
¿Qué tener en cuenta?
Autonomía: Varía mucho entre modelos, pero suele estar entre unos 220 km y más de 600 km. Es fundamental evaluar tus necesidades reales para decantarse por este tipo de tecnología y, también, para acertar con el tipo de vehículo y tamaño de la batería.
Infraestructura de recarga: Asegúrate de contar con un punto de carga accesible. Las cargas domésticas (enchufe o wallbox) son imprescindibles.
Coste total: Aunque su precio de compra suele ser elevado, los costes de mantenimiento y recarga son muy bajos, sobre todo si recarga en casa.
Recomendado para:
Conductores comprometidos con el medio ambiente y que tengan acceso fácil a la recarga, especialmente en entornos urbanos. Se puede viajar, pero es fundamental hacerlo con una buena planificación.
6. Eléctricos de autonomía extendida (REEV)
Etiqueta: CERO
Estos vehículos cuentan con un motor eléctrico principal y un pequeño motor de combustión que actúa como generador para recargar la batería cuando se agota. A diferencia de los PHEV, el motor térmico no impulsa nunca directamente las ruedas, si no que es un simple generador de corriente.
¿Qué tener en cuenta?
Conducción eléctrica pura: Su uso es muy similar al de un eléctrico puro en trayectos cortos.
Autonomía combinada: Ofrecen la tranquilidad de poder recorrer largas distancias sin depender exclusivamente de puntos de recarga… aunque en esos casos el consumo de gasolina suele ser elevado, más que el de un PHEV.
Variedad de modelos: La oferta es limitada, aunque está creciendo con propuestas de fabricantes como Mazda. En China son muy habituales, así que no tardarán en empezar a propagarse por Europa si la legislación les sigue favoreciendo como a un 100% eléctrico.
Recomendado para:
Conductores que desean los beneficios de un eléctrico sin la ansiedad por la autonomía. Es una tecnología más urbanita que la de los PHEV’s, que son más interesantes a la hora de viajar.
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