El mercado de coches usados sigue siendo en España muy superior al de nuevos en cuanto a volumen de ventas. Sin embargo, mucha gente tiene miedo a comprarse un automóvil de segunda mano por no saber cómo revisarlo.
De modo que aquí vamos a contarte cómo hacerlo en sencillos pasos y sin necesidad de que seas un gurú de la mecánica. Allá vamos. Ah, y te lo enseñamos también en vídeo.
Primer paso: el informe
Crucial esto. Pide el informe de Tráfico a través de la aplicación MiDGT o el de Carfax. El primero cuesta poco más de 8 euros y el segundo no mucho más. Es una inversión en tranquilidad que te puede animar a continuar con la compra o a descartarla. Ahí encontrarás historial de propietarios, historial de ITV con kilometraje, posibles cargas y, en el caso del de Carfax, historial de accidentes registrados por aseguradoras.
Kilometraje… ¿real?

Es probablemente lo que más preocupa a los compradores, si el kilometraje es real o no. La única forma de saberlo con certeza es conectando al puerto OBD el instrumental adecuado, que seguramente no tengas. Pero sí que puedes buscar indicios que verifiquen o no el kilometraje que marca el cuadro, como fijarte en el desgaste del volante, de la palanca de cambio, de la orejera izquierda del asiento o del pedal de freno. Si todo eso cuadra con la cifra que ves en la instrumentación, vamos por buen camino.
Indicios de accidente
Que el ajuste entre las piezas de la carrocería sea uniforme es una buena señal, pero aparte debes fijarte en la fecha de fabricación de determinados elementos susceptibles de ser sustituidos en caso de accidente, como cinturones de seguridad o faros delanteros.
En ambos encontrarás la fecha de fabricación en una etiqueta o directamente grabada en la pieza. Si concuerda con la fecha de fabricación del coche, bien. Si es posterior a la misma… malo. Asimismo, mira los tornillos de sujeción del capó, de las aletas o de las puertas. Si los ves con muescas es que han sido manipulados para, muy posiblemente, efectuar alguna reparación de chapa.
A por el motor

Mucha gente cree que con revisar el motor basta, pero esto es sólo una parte del conjunto del coche. Aun así, necesitas dedicarle unos minutos. Retira la tapa de plástico superior si es que la tiene y observa si hay fugas de aceite, combustible o refrigerante. En caso de haberlas, además, puedes percibirlo por el olor. También verifica que no hay residuos extraños en los fluidos (aceite y refrigerante) y agáchate para comprobar si existen fugas de lubricante por debajo del motor, aunque si este va carenado por abajo, te será difícil.
Neumáticos y frenos
Comprueba que el desgaste de la banda de rodadura es uniforme y que los neumáticos no sean muy viejos. Tienen su fecha de fabricación grabada en el flanco en formato ‘5120’, donde 51 sería la semana del año y 20 correspondería al año 2020.
Para ver los frenos puedes hacerlo a través de los radios de la llanta, a no ser que el coche equipe llantas que no sean de radios o llantas de chapa con tapacubos. Debes observar que aún quede material en la pastilla y pasa el dedo por el disco (ojo si está caliente) para comprobar si existe mucho escalón de desgaste.
Prueba en marcha

Por último, hay que dar una vuelta con el coche y verificar que funciona sin anomalías. No tengas reparo en estirar una marcha corta (segunda o tercera) hasta la parte alta del cuentarrevoluciones para ver que la respuesta del motor es la acorde a su potencia y para comprobar que, de nuevo, no suceda nada raro.
El volante debe ir recto (si no, el eje delantero está mal alineado, aunque eso es rápido y barato de arreglar), y verifica que no se produzcan ruidos o vibraciones más allá de lo razonable. También debes comprobar que la transmisión, ya sea manual o automática, funcione sin sobresaltos, que el embrague no patine y que no haya tirones. Y que en la dirección no percibas holgura alguna, como tampoco ruidos en la suspensión.
¿Y ya?

Bueno, esto es una revisión básica, no una inspección profesional. Pero si el coche que revises pasa todas estas pruebas bien, hay bastantes posibilidades de que esté en un estado razonablemente bueno.
Obviamente es un automóvil usado, de modo que puede estropearse algo con posterioridad, algo cuyo estado no hayas podido revisar en esta inspección, como por ejemplo un turbo. Pero bueno, eso forma parte del riesgo de comprar un coche usado. Al menos, por si no lo sabías ya, ahora ya conoces cómo debes echar un vistazo al coche usado que te quieras comprar.
