Las tormentas eléctricas son tan espectaculares como impredecibles. Y aunque la tecnología de los coches ha avanzado mucho, la mejor herramienta ante episodios meteorológicos de este tipo sigue siendo la precaución y el sentido común. En nuestro país, las tormentas eléctricas no son cosa exclusiva de zonas montañosas. Los episodios de lluvias intensas, rayos y viento huracanado son habituales, sobre todo entre los meses de junio y septiembre, coincidiendo con el verano o el final del verano meteorológico, siendo el Mediterráneo, la Meseta Sur y los entornos montañosos como Pirineos, Sistema Central o Sierra Nevada, los puntos más afectados.
Por eso, más allá de los típicos consejos para conducir con lluvia, conviene tener claras unas pautas muy concretas si una tormenta con aparato eléctrico te sorprende al volante. Estas son las cinco claves que, según la DGT y expertos en seguridad vial, pueden marcar la diferencia entre un susto o algo más grave:
1. Baja la velocidad y adapta tu conducción sin frenar bruscamente
Aunque las autovías y autopistas españolas permiten circular hasta 120 km/h, en situación de tormenta debes reducir/adaptar la velocidad de manera cuidadosa. Aunquye la DGT recomienda no superar los 90-100 km/h, la clave será tu adaptación de la velocidad dependiendo de la visibilidad, la intensidad de la lluvia y estado del firme. Eso sí, evita frenazos bruscos: suelta el acelerador y reduce marchas de forma progresiva. Y si hay acumulación de agua en la calzada, mucho ojo con el aquaplaning traicionero: mantén el volante recto, no des volantazos y busca las rodadas de vehículos que te preceden y donde hay acumulada menos agua.
2. Mantén una distancia de seguridad amplia y extrema la precaución en adelantamientos
Las tormentas reducen la visibilidad y el agua levantada por otros vehículos dificulta aún más ver lo que ocurre delante. Guarda el doble de distancia respecto al coche que te precede, sobre todo en autovía, y evita adelantar si no es estrictamente necesario. Recuerda que, en tormentas mediterráneas, el viento puede ser lateral y sorprenderte en los cambios de carril.
3. Refúgiate en el coche: tu vehículo es tu escudo contra los rayos
Quizá no lo sabías, pero gracias al principio físico conocido como jaula de Faraday, los vehículos con carrocería metálica protegen a los ocupantes en caso de impacto de un rayo. Si la tormenta arrecia, lo más sensato es buscar un lugar seguro donde parar, preferiblemente en un área de servicio, un aparcamiento o una zona despejada. Nunca lo hagas debajo de árboles o estructuras inestables, ya que el viento o la caída de ramas pueden ser letales. Y si estás dentro del vehículo, evita tocar las partes metálicas del habitáculo. Un último apunte importante para conductores de descapotables o vehículos con techo de lona: éstos no ofrecen la misma protección frente a los rayos que un coche convencional. Si circulas con un modelo de este tipo y la tormenta arrecia, busca refugio lo antes posible.
4. No te fíes de las balsas de agua: el motor puede acabar dañado o el coche, bloqueado
En España, es habitual que las tormentas de verano saturen las alcantarillas en minutos. Si circulas por zonas urbanas o carreteras secundarias y ves charcos profundos, no los atravieses a ciegas: podrías calar el motor y quedarte tirado. Según Protección Civil, 20-30 centímetros de agua pueden ser suficientes para bloquear un vehículo. Si dudas, busca un itinerario alternativo o espera a que baje el nivel.
5. Atento a los objetos arrastrados por el viento y a la caída de ramas o estructuras
Las tormentas que azotan España suelen ir acompañadas de fuertes rachas de viento. Esto convierte señales, conos, ramas o incluso toldos y mobiliario urbano en proyectiles. Si circulas por zonas arboladas o urbanas, vigila el entorno y, si es necesario, detente en un lugar seguro.
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