Los coches de Google han recorrido más de un millón de kilómetros sin problemas pero, a pesar de ello, según Google todavía no está listo para ser comercializado y desde Mountain View se ha asegurado que la tecnología se someterá a pruebas rigurosas antes de que lo llegue a hacer.
El director del equipo encargado de desarrollar el coche Google, Chris Urmson, ha publicado una lista de cosas que el vehículo de Google aún no puede hacer, pero afirma que es optimista a la hora de abordar los retos más importantes a los que se enfrenta la tecnología y «que sucederá antes de lo que creen muchos».
Los problemas en el coche de Google se hacen realidad a la hora de llevar a cabo una ruta. Cualquier tipo de señal, semáforo, entrada o salida de garajes, obras en construcción o demás condiciones propias de la carretera deben ser previamente situadas en el mapa del vehículo de Google ya que sus sensores no son capaces de captarlos en ocasiones.
Uno de los casos en los que el coche de Google pondría en peligro la seguridad vial sería si se encontrase con un semáforo que no estuviese incluido en el mapa, y no hubiera ni coches ni peatones alrededor, el coche podría saltárselo en rojo simplemente porque no sabría que el semáforo está ahí.
De igual modo, cabe el interrogante de cómo actuaría el coche de Google ante cambios en la ruta como que se haya añadido una nueva señal de stop en una intersección. Urmson afirma que la empresa tiene una estrategia para gestionar el problema de la actualización de los mapas, pero no quiere dar detalles.
Hasta el momento sólo se han preparado mapas para unos miles de kilómetros de carreteras en los que ha hecho pruebas Google, pero para llevar a cabo el plan elaborado por la compañía haría falta mantener un mapa constantemente actualizado de los millones de kilómetros de carreteras y accesos del país. Un esfuerzo muchísimo mayor que el necesario para crear Google Maps. Urmson explica que los investigadores de Google «no ven problemas especiales» para conseguirlo.
Del resto de problemas a los que tiene que enfrentarse todavía el coche de Google incluyen el conducir por lluvia fuerte o nieve. Además, los peatones se detectan como borrones de píxeles en movimiento en forma de columna, lo que, según admite Urmson, impediría al coche de Google detectar a un policía moviendo los brazos dirigiendo el tráfico.
Los sensores del coche no detectan si un obstáculo en la carretera es una piedra o un trozo de papel arrugado, así que el coche intentará rodearlo en cualquiera de los dos casos. Urmson afirma que puede que este tipo de cuestiones estén sin resolver simplemente porque los ingenieros aún no las han estudiado.
A pesar de todos estos inconvenientes, desde Google no son pesimistas con la evolución que experimentará su vehículo en los próximos años. De hecho, Urmson quiere que sus coches estén listos en 2019, para cuando su hijo, que ahora tiene 11 años, cumpla 16, la edad legal para conducir en California. «Es mi fecha tope personal», afirma.