Aunque se esperaba que el 31 de diciembre se aprobara la ley que establece como obligatorio este equipamiento, su tramitación se ha retrasado, y desde noviembre de 2011 está siendo evaluada en la Casa Blanca. En febrero del año pasado, el Secretario de Transporte, Ray LaHood, prometió al Congreso que tomaría una decision sobre esta nueva norma el 31 de diciembre. «El secretario LaHood siempre ha sido capaz de cumplir con sus declaraciones públicas, así que sin duda espero noticias en diciembre», dijo Clarence Ditlow, director ejecutivo del Center for Auto Safety (Centro para la Seguridad del Automóvil).
El Congreso de Estados Unidos propuso por primera vez esta medida en el año 2007, entendiendo que contiruiría a reducir los atropellos por los ángulos muertos y la falta general de visibilidad. Según datos de la NHTSA, en Estados Unidos mueren de media 228 personas al año y cerca de 17.000 resultan heridas por accidentes producidos mientras se da marcha atrás. La primera fecha fijada para la aprobación de la norma fue febrero de 2011, pero desde entonces ha sufrido sucesivos retrasos. El principal problema por el que todavía no se ha conseguido implantar es el coste de instalarla en vehículos que no la tienen, que estaría entre los 120 y 150 euros. La normativa debería estar aprobada para que los nuevos modelos a partir de 2014 ya estén obligados a incorporar cámaras de visión trasera. En vista de los sucesivos aplazamientos, algunas asociaciones son escépticas ante la fecha del año que viene como año en el que finalmente las cámaras sean obligatorias. Los fabricantes opinan que el impacto del sobreprecio puede dañar las ventas, ya que los consumidores no están excesivamente interesados en añadir este elemento al equipamiento de serie.
Según datos de la web estadounidense Edmunds.com, en 2008 el 32 % de los modelos a la venta en el país ofrecían una cámara de visión trasera como equipamiento de serie u opcional; en 2012 el 77 % contaba con ella.