Ford B-Max: así es el práctico minivolumen que nos dice adiós

El Ford B-Max fue un innovador concepto de minivolumen que llegó al mercado en 2012, caracterizado por sus puertas traseras correderas, solución que también empleaba el Opel Meriva. Es un duro rival para modelos como el Hyundai ix20, Kia Venga o Fiat 500L.
Así es por fuera
El B-Max dispone de una carrocería de sólo 4,07 metros de largo, lo que le convierte en uno de los monovolúmenes más pequeños y en uno de los que mejor aprovecha su espacio interior. Su principal particularidad es que las puertas traseras son correderas, es decir, que en lugar de abrirse de forma convencional, se deslizan sobre las aletas traseras. Esto es beneficioso de cara a la accesibilidad, pues resulta mucho más cómodo introducir a un niño en su sillita, por ejemplo. Existen cuatro acabados diferentes: Trend, Titanium, Titanium X y Colourline, que permite combinar con elementos en negro los diferentes colores de la carrocería.
Así es por dentro
El interior del B-Max tiene muchos elementos en común con el Fiesta de anterior generación. Así, hay cierta acumulación de botones, pero todos los mandos están bien ordenados y se aprecia una calidad de materiales correcta, sin despuntar pero sin ofrecer detalles especialmente negativos. Además, puede llevar elementos de seguridad como frenada de emergencia autónoma o sensor de ángulo muerto. La habitabilidad, por su parte, es bastante correcta, y perfectamente válida para que tres niños viajen en las plazas traseras. Donde sí cede es en el maletero: si bien sus formas son bastante regulares, con 318 litros de capacidad se sitúa por debajo de la media del segmento.
Más información sobre el Ford B-Max

Así es su gama de motores

El B-Max dispone fundamentalmente de motores de gasolina, los cuales complementa con un diésel (un 1.5 TDCi de 95 CV que consume 4,0 l/100 km) y uno impulsado por GLP (un 1.4 de 86 CV que, debido al emplazamiento del tanque de gas, ve su maletero reducido a 267 litros). Los gasolina son un 1.4 de 90 CV, un 1.6 Ti-VCT de 105 CV sólo disponible con cambio automático Powershift, y un 1.0 EcoBoost que se desglosa en tres versiones: 100, 125 y 140 CV.
Así va
El B-Max es el mejor minivolumen en cuanto a sensaciones de conducción, beneficiado por el excelente chasis del Fiesta. Además, la ausencia de pilar B no repercute negativamente en la rigidez del conjunto, o al menos no lo hace de forma preocupante. La dirección tiene muy buen tacto, cambia de trayectoria con gran habilidad y ofrece un correcto aplomo en curva. Asimismo es bastante confortable a pesar de que la suspensión tiene una configuración tirando a dura. El motor que más hemos probado es el 1.0 Ecoboost de 125 CV, que ofrece unas prestaciones más que válidas (pasa de 0 a 100 km/h en 11,2 segundos) y su consumo homologado es de 4,9 l/100 km, siendo el real de en torno a 6,3 l/100 km, lo cual está bastante bien. Además, se trata de un motor que no vibra en exceso a pesar de su condición de tricilíndrico. El tacto del cambio de cinco velocidades es firme y conciso, y los frenos cumplen por potencia y resistencia.
- Lo mejor: Comportamiento, buena gama de motores, accesibilidad a las plazas traseras.
- Lo peor: Modelo algo desfasado, maletero mejorable.
Versión recomendada: 1.0 EcoBoost 125 Titanium
Motor | 3 cilindros, 999 cc, 4 válvulas por cilindro |
Potencia | 125 CV a 6.000 rpm |
Par | 200 Nm de 1.400 a 4.500 rpm |
Largo / ancho / alto | 4,07 m / 1,75 m / 1,60 m |
Velocidad máxima | 189 km/h |
0-100 km/h | 11,2 segundos |
Consumo mixto | 4,9 l/100 km |
Emisiones CO2 | 114 g/km |
Maletero | 318 litros |
Peso | 1.204 kg |
Cambio | Manual, 5 velocidades |
Tracción | Delantera |