Imagina que cada trayecto que realizas, cada frenada o giro, queda registrado y compartido sin que lo sepas. Esto es lo que han descubierto muchos conductores, cuyos datos de conducción han sido vendidos a terceros sin su consentimiento.
Recientemente, se ha revelado que varios fabricantes de automóviles han estado recopilando y vendiendo datos de conducción de sus clientes sin obtener su consentimiento explícito. Esta práctica ha generado una creciente preocupación entre los conductores y defensores de la privacidad.
Problemas para General Motors
En agosto de 2024, el fiscal general de Texas, Ken Paxton, presentó una demanda contra General Motors (GM), acusando a la empresa de instalar tecnología en más de 14 millones de vehículos para recopilar y vender datos de los conductores sin su consentimiento. Según la demanda, GM utilizó estos datos para crear «Puntuaciones de Conducción» que evaluaban los hábitos al volante y potencialmente influían en las decisiones de las aseguradoras sobre primas y coberturas. La tecnología en cuestión ha estado presente en los vehículos de GM desde el modelo 2015 e involucraba los productos de diagnóstico OnStar de GM.

Además, una investigación del New York Times reveló que GM, a través de su servicio OnStar Smart Driver, recopilaba datos detallados sobre los hábitos de conducción de los usuarios, como aceleraciones, frenadas y ubicaciones. Esta información se compartía con terceros, incluyendo aseguradoras, sin el conocimiento adecuado de los conductores. Aunque GM afirmó que los datos se compartían de forma anónima y con fines de mejorar la seguridad vial, muchos usuarios expresaron su descontento al descubrir que sus datos personales estaban siendo utilizados sin su consentimiento explícito.
Ante la polémica, la Comisión Federal de Comercio (FTC) ha tomado medidas para frenar estas prácticas. Se ha propuesto un acuerdo que establece restricciones a GM y su servicio OnStar durante los próximos cinco años. Entre las disposiciones impuestas se encuentra la prohibición de compartir datos de ubicación y hábitos de conducción con terceros sin autorización expresa de los usuarios. Además, se exigirá la eliminación de la información ya recopilada, salvo que los clientes den su consentimiento explícito para su conservación. También se obligará a GM a implementar una política de transparencia que detalle de forma clara cómo se recopilan, usan y comparten los datos, y los usuarios deberán tener la posibilidad de acceder, eliminar o desactivar el rastreo en tiempo real de manera sencilla. En caso de incumplimiento, la compañía podría enfrentarse a sanciones económicas de hasta 51.744 dólares por cada infracción y dispone de 180 días para adaptarse a las nuevas normativas.
Otros fabricantes
No solo GM ha estado bajo escrutinio. Según indica Bussines Insider, otros fabricantes, como Honda y Hyundai, también han sido señalados por prácticas similares. Según diferentes informes, estas empresas han compartido datos de ubicación y comportamiento de conducción con corredores de datos, quienes luego venden esta información a compañías de seguros. Este intercambio de datos ha llevado a incrementos en las primas de seguros para algunos conductores, basados en evaluaciones de riesgo derivadas de sus hábitos de conducción.
Estas revelaciones han generado un debate sobre la ética y legalidad de la recopilación y venta de datos de conducción sin el consentimiento informado de los usuarios. Los defensores de la privacidad argumentan que los conductores tienen derecho a saber qué información se recopila y cómo se utiliza, y que las empresas deben ser transparentes en sus prácticas de manejo de datos.
En respuesta a estas preocupaciones, algunos fabricantes han comenzado a revisar sus políticas de datos. Por ejemplo, BMW ha declarado que no compartirá los datos de sus vehículos conectados con empresas tecnológicas o publicitarias sin el consentimiento de los usuarios, enfatizando la importancia de la privacidad y la seguridad de la información de sus clientes.
A medida que los vehículos se vuelven más conectados y generan mayores cantidades de datos, es crucial que los fabricantes establezcan prácticas transparentes y obtengan el consentimiento informado de los conductores antes de compartir su información con terceros. La confianza del consumidor y el respeto por la privacidad deben ser prioridades en la era de los coches conectados.
