Se trata de un 2.2 que entrega 163 CV a 3.500 rpm, y 400 Nm a un régimen de entre 2.000 y 5.500 vueltas. Mantiene el sistema Start/Stop de su `hermano mayor´ -el 2.2 D de 200 CV– y la transmisión automática de ocho velocidades –ahora con unos desarrollos más largos-. Logra un consumo de 4,9 litros a los 100 km. Con esta cifra, por fin puede tratar de tú a tú a sus rivales alemanes: Es más ahorrador que modelos con versión automática como el Audi A6 2.0 TDI -5,0 litros a los 100 km- o el BMW 520d -5,2 litros/100 km-. En cuanto a emisiones, se quedan en sólo 129 gramos de CO2 por km. Es decir, 6 gramos menos que el XF 2.2 D de 200 CV que se vende en estos momentos.
Los cambios respecto al anterior 2.2 D pasan por unas válvulas de refrigeración de los gases de escape más grandes; un sistema de enfriamiento revisado, y un mecanismo de arranque y parada con la opción «cambio de mente»: Cuando nos vamos a estar deteniendo continuamente en el tráfico, se puede modificar la configuración del arranque para que sea más rápido. El arranque corre a cargo de una batería secundaria, de forma que, mientras está parado, la batería principal sigue alimentando la ventilación, el sistema multimedia€
La pega es que toda esta eficiencia se paga en prestaciones: Sus 209 km/h de velocidad máxima y su aceleración de 0 a 100 km/h en 10,5 segundos palidecen ante los 225 km/h y 8,5 segundos respectivamente que registra el 2.2 D de 200 CV.
Otra de las novedades en el XF es el sistema de navegación iGO, con el que ha mejorado la resolución de los mapas y el manejo.
Aún no hay fecha oficial de lanzamiento, pero es de esperar que su comercialización se inicie a finales de este año, por un precio parecido al de sus rivales. Por ejemplo, el Audi A6 2.0 TDI de 177 CV con cambio Tiptronic cuesta 43.060 euros, y un BMW 520d automático sale por 45.446 €.