El Mazda CX-5 es sin duda alguna uno de los modelos más fuertes, más competitivos, del segmento de los SUV-C, o SUV compactos. A lo largo de tres generaciones, ha demostrado buena fiabilidad, un gran comportamiento y elevada durabilidad gracias a sus más que correctas calidades.
Claro que también hay un aspecto que no le ha beneficiado precisamente. Es muy buen coche, pero no es barato. O al menos ha sido y es un coche significativamente más costoso que muchos de los rivales generalistas europeos. Y eso en un segmento totalmente dirigido a la clase media, pues condiciona y mucho.
Es por eso por lo que nunca ha sido un superventas en su sector, aun cuando es mejor que muchos en muchos aspectos. Yo diría que hay tres en los que destaca. Uno es lo bien que se conduce. Otro es las apreciablemente duraderas calidades que presenta. Y otro es que su habitáculo es un lugar sin complicaciones, con mandos físicos de toda la vida, todo ubicado en sitios lógicos y pocos elementos táctiles.
Una incógnita bajo el capó
Aparte ha contado con mecánicas eficientes. El CX-5 ya ha sido descatalogado hasta que llegue esta tercera generación, pero se fue contando con un motor diésel de muy buen rendimiento (con 150 ó 184 CV) y con dos propulsores de gasolina, a contracorriente con respecto al mercado sin turboalimentación, que proporcionaban una suave y agradable conducción al mismo tiempo que lograban contener el consumo de combustible de manera sorprendente.
También se ha ofrecido con tracción delantera o total, con cambio manual o automático y con microhibridación o sin ella. En resumidas cuentas, una elección propicia para el modelo de comprador para el que está ideado, ese que se integra en una familia de cuatro miembros.
La primera generación fue lanzada en 2012, la segunda en 2017 y ahora en 2025 llega la tercera. Aún no hay datos ni imágenes de la misma más allá de las que ves aquí, pero se intuye la adaptación de muchos rasgos estéticos que hemos visto recientemente en el Mazda 6e.
Respecto a su gama mecánica, pues esperamos que se mantengan las mecánicas de combustión, al menos las Skyactiv de gasolina. No esperamos las de gasóleo, aunque serían bienvenidas. Lo que sí es seguro es que las que haya serán electrificadas de una u otra manera, suponemos que con microhibridación. Pero bueno, eso lo veremos dentro de unos días, así como sabremos si habrá una versión 100% eléctrica o, por el contrario, se descarta.
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