Como ya sabemos, el Partido Socialdemócrata, con Olaf Scholz a la cabeza, ha resultado ganador de las recientes elecciones celebradas en Alemania. Para convertirse en el nuevo canciller y suceder a Angela Merkel, el SDP deberá formar una gran coalición en los próximos meses. Entre las prioridades de su programa de gobierno, encontramos un plan para combatir el cambio climático. En este sentido, una de las medidas estrellas que recoge el programa electoral del equipo de Scholz cita de manera explícita ‘‘la introducción de límites de velocidad de 130 km/h en las Autobahn, una medida que protegerá el medio ambiente y reducirá notablemente los accidentes’’.

La última ocasión en la que los socialdemócratas estuvieron en el poder, entre 1998 y 2005, formaron una coalición con el Partido Verde, pero no llegaron a implantar un límite de velocidad general en las autopistas alemanas. Ahora, sin embargo, el partido de Scholz respalda la medida, ya que según señalan los últimos datos de la Agencia Federal del Clima alemana, podría reducir las emisiones de CO2 de Alemania hasta en dos millones de toneladas por año. El SDP se encuentra, por tanto, negociando con los Verdes y los liberales, ambos partidarios de aplicar esta medida restrictiva.
En el caso de ADAC, la asociación de conductores alemanes, también se opuso hace unos años a esta medida argumentando que, los accidentes de tráfico y las muertes registradas en las carreteras alemanas no superaban las cifras recogidas en otros países con una infraestructura similar y un límite de velocidad, como es el caso de Bélgica, Francia y Estados Unidos.
Sin embargo, la opinión del mayor club de automovilistas del país parece haber cambiado en los últimos años. Tal y como revela una encuesta reciente, de sus 21 millones de miembros, el 50% está a favor de fijar un límite de velocidad en algunos tramos de las Autobahn. Solo al 45% le gustaría mantener la autopista sin límite y el 5% restante está indeciso. Teniendo en cuenta estos resultados, podemos hacernos una idea sobre la controversia que está generando esta cuestión en la opinión pública de la sociedad alemana.
En 2020, según la Oficina Federal de Estadística, se produjeron en Alemania unos 264.000 accidentes con heridos, 15.000 de ellos en autopistas. Esto es, menos del 6%. Sin embargo, casi el 12% de las aproximadamente 2.700 víctimas mortales del tráfico se produjeron en las autopistas.

El profesor Stefan Bratzel, director del Centro de Gestión del Automóvil de Bergisch Gladbach, afirma que según aumente el número de vehículos eléctricos en Alemania, la velocidad media descenderá de forma natural en sus carreteras: “Los conductores de coches eléctricos generalmente se mueven entre los 120 y 130 km/h, no más rápido, porque de lo contrario, la autonomía de la batería disminuye considerablemente”.
En Europa, sólo Alemania y la Isla de Man poseen zonas libres de limitación de velocidad, mientras que en el resto del mundo, esta situación apenas se da en una docena de países. A día de hoy, los límites de velocidad solo se aplican en el 30% de la red de autopistas alemanas (7.640 km), mientras que en el 70% restante (18.150 km) se recomienda una velocidad máxima de 130 km/h. Para saber el devenir de esta cuestión tendremos que esperar, al menos, hasta final de año.
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