El motor de los vehículos eléctricos ofrece muchas ventajas frente a los de combustión, empezando por un menor tamaño y peso, menos componentes, menos piezas y ofrece un rendimiento más elevado. El coste de la energía que utilizan y el mantenimiento es más barato, emitiendo menos contaminación a la atmósfera.
El mantenimiento de un coche eléctrico se supone que es uno de sus puntos fuertes al tener un coste menor que un coche convencional. Vamos a analizar este tema con más detalle.
En la mayoría de los vehículos eléctricos sencillamente desaparecen los mantenimientos, ya que no utilizan correas de distribución, embragues ni otras piezas que son bastante caras y que hay que cambiar cuando se alcanza un kilometraje elevado.
-
Se recomienda cambiar los neumáticos (como ocurre con los de combustión) cada 6 meses aproximadamente o cuando la banda de rodadura sea inferior a 1,6mm.
-
También en necesario sustituir el líquido de frenos cada 50.000 kilómetros recorridos, porque el freno motor no existe en estos coches, aunque sí el freno regenerativo que al frenar pasa la energía cinética de los frenos a las baterías.
-
El filtro de aire, está recomendado sustituirlo a los 12.000 km, así como el líquido refrigerante de las baterías, la primera vez a los 170.000 km y desde ahí cada 120.000 km.
A modo de ejemplo, una berlina eléctrica pasará su primera revisión a los 20.000 km y tendrá un coste aproximado de 450 euros. En dicha revisión se incluye el coste de todo lo que haya que sustituir, una revisión y sustitución completa normalmente a excepción de las ruedas.
El único inconveniente y más serio que podemos tener, es que las baterías se rompan, avería que de ser así nos costaría entre 8.000 y 12.000 € dependiendo del tipo de vehículo y tipo de baterías que incorpore.