Esos números indican el grado de viscosidad del aceite

5W30, 5W40… ¿pero qué aceite le pongo a mi coche?

Miguel Tineo
Miguel Tineo



Utilizar el aceite más indicado para tu motor es una de las claves para asegurar su fiabilidad y una mayor duración. Aquí te decimos cómo acertar siempre con el que necesita tu coche.

No te vuelvas loco. Olvídate de internet. Esto es como cuando tienes algún síntoma y te pones a buscar en Google qué te puede pasar. Pues bien, lo más probable es que ‘descubras’ que te vas a morir pasado mañana… cuando, en realidad, en la mayoría de las ocasiones no tienes nada.

Y eso ocurre con todo. También con los temas de mecánica. Pero, en el caso del aceite del motor, la solución es tan sencilla como consultar el libro de mantenimiento y ver qué aceite nos recomienda el fabricante que utilicemos. Nadie mejor que el propio fabricante del coche para decirte qué aceite debes echar. De hecho, hasta te indicarán si te conviene uno con más o menos viscosidad en función del clima de la zona en la que vivas.

Aceite del motor: ¿cuándo hay que cambiarlo?

Es más, te recomendamos que le hagas caso no sólo en el tipo de aceite que te indique, sino también en la marca. Las marcas acostumbran a pedir a cada fabricante de lubricantes una serie de especificaciones para sus motores, así que digamos que trabajan a la carta con sus proveedores para ofrecer el aceite que mejor se adapte a esas necesidades.

Si la marca no te aconseja ningún fabricante en concreto, que también puede suceder, lo que sí te recomendamos encarecidamente es el que optes siempre por primeras marcas: Castrol, Repsol, Total, Cepsa, Motul, Mobil1… Cualquiera de ellas te asegurará un resultado muy bueno.

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Bueno, vale, pero ¿qué significa lo del 5W30?

Esa numeración hace referencia a la escala desarrollada por la Sociedad de Ingenieros Automotrices (conocido como SAE, Society of Automotive Engineers en inglés) para clasificar los aceites de motor y de transmisión según su viscosidad. Para ello, se emplean dos números, separados por una W, de Winter, o invierno en castellano. El primer dígito califica la viscosidad del aceite a cero grados Fahrenheit (que equivalen a -17,8ºC o Celsius). Cuanto más bajo sea ese índice menos espeso es el aceite en climas fríos. Por eso ese primer dígito es el que va unido a la W.

Por ejemplo, un aceite con un grado 5W-30 será menos espeso que un 10W-30, y eso facilita el arranque en frío, por ejemplo, y permite que el aceite pueda lubricar y más rápidamente todas las partes del motor en climas gélidos.

Sin embargo, las condiciones de funcionamiento del motor en verano y, por tanto, la exigencia que va a tener que cumplir el aceite con altas temperaturas son radicalmente diferentes. Por eso, el segundo dígito que hay detrás de la W hace referencia al índice de viscosidad del aceite a 100 grados centígrados.

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No se puede tener todo en esta vida. Así que, si en frío interesa que el aceite sea lo más líquido posible para que lubrique cuanto antes, a altas temperaturas lo que interesa es que no sea demasiado líquido porque, si eso ocurre, sus propiedades lubricantes bajan mucho y eso afecta al rendimiento del motor, a su durabilidad y hasta al consumo de aceite, pues es más fácil que tienda a evaporarse.

Por todo esto también es muy importante no mezclar aceites de diferentes viscosidades, salvo que no quede más remedio: siempre será mejor rodar con un aceite un tanto adulterado que sin él. Eso sí, intenta hacer el menor número de kilómetros que sea posible.

Con todo, lo habitual en España es que se utilicen índices de invierno de 5, que pueden llegar a 20 en climas muy cálidos. En cuanto al segundo dígito, en nuestro país lo normal es moverse entre un 30 y un 50, aunque se puede llegar por ejemplo hasta un 60 en el caso de motores de coches deportivos o incluso de competición.  

Otras especificaciones a tener en cuenta

Por último, y para remarcar la importancia de consultar el libro de usuario del coche, es muy importante comprobar si nuestro coche requiere un aceite alguna otra especificación, como por ejemplo los Low SAPS, pensados para muchos motores equipados con filtros partículas para el tratamiento de los gases de escape. Estos aceites incluyen un contenido muy bajo en azufre y fósforo, que tienden a generar cenizas (entre otras cosas) que pueden tupir las celdas del filtro hasta provocar su mal funcionamiento.