Comparativa Mercedes-AMG C 63 S Estate vs. Audi RS 4 Avant: familiares de altos vuelos

Me acerco hacia la que para mí es una de las curvas capitales del Circuito Oeste del Autódromo de Bedford (Inglaterra). Más que una curva es una chicane de alta velocidad, y una vez superada te hallarás cerca del final de la vuelta, con suerte pensando “bien, esta ha sido una buena vuelta, no la arruinemos ahora”. La velocidad de acercamiento a dicha curva es alta, como a más de 160 km/h en cuarta velocidad. En la mayoría de coches querrás bajar a tercera antes de tirarte a la chicane, pero en los vehículos con elevado par, como el Audi RS 4 y el Mercedes-AMG C 63 S, es mejor que mantengas cuarta y aceleres lo antes posible a la salida.
Sin embargo, previo a que puedas tan siquiera acercarte a hacer esto bien, debes saber gestionar la fase de entrada, que es crucial porque va seguida de una importante transferencia de peso en medio de la chicane mientras haces el movimiento decisivo de izquierda a derecha. Hazlo bien y te sentirás enorme. Hazlo mal y será mejor que el ESP esté de tu lado. Excepto, por supuesto, que al igual que nosotros hayas desconectado las ayudas electrónicas para buscar la vuelta más rápida, en cuyo caso todo estará en tus manos.

Así que esta es una curva decisiva del circuito, y la forma en la que la despachan el recientemente revisado Audi RS 4 y el por desgracia ya descatalogado Mercedes-AMG C 63 S es interesante, puesto que aquí, posiblemente más que en cualquier otro sitio, se comportan de manera bastante diferente entre sí. La razón de ello, por supuesto, radica en que el RS 4 es de tracción total, mientras que el C 63 S es de propulsión trasera. Aunque la mayoría de las veces en la vía pública necesitarías acercarte mucho a los límites para detectar las diferencias, en pista, y especialmente en esta chicane en concreto, realmente son como la noche y el día.
El Audi se siente aplomado, seguro y estable. En última instancia subvira un poco al entrar al giro, y después vuelve a subvirar un poco más al cambiar de dirección. El AMG, por otro lado, es más receptivo y preciso tanto en la entrada como durante el tránsito hasta la salida. Se siente mucho más liviano, pero también como si pudiera mandarte fuera de la pista fácilmente si haces lo incorrecto con el acelerador en el momento crucial. Baila de una manera que el RS 4 no conoce, y en consecuencia es un poco más rápido en esta sección, pero también exige más habilidad para mantenerlo bajo control y más valentía en términos de compromiso con el acelerador.
¿Cuál es mejor en esta secuencia? El AMG, sin duda. Sin embargo, para alguien que quiere ir rápido sin necesidad de rozar los límites, el RS 4 tiene mucho que ofrecer. Depende del individuo que esté tras el volante el que uno sea mejor que otro, ya que son dos planteamientos distintos. Y eso es un tema que impregna esta comparativa de principio a fin.

Pero antes de profundizar en las diferencias dinámicas entre estos dos automóviles, hay que tener algunas cosas en consideración, como el hecho de que este C 63 S se ha dejado de vender hace apenas un par de meses para recibir a la nueva generación del Clase C. Y sí, habrá pronto un nuevo C 63, pero no sé si te gustará saber que será de cuatro cilindros y asistencia eléctrica (ve a la página 12). Por otra parte, el RS 4 cuesta más de 12.000 euros menos que el C 63 S, aunque es justo decir que la retirada del C 63 S también implicó el adiós del C 63 de 476 CV, que tenía un precio apenas 2.000 euros superior al del Audi.
Donde también hay disparidad entre uno y otro es en el apartado de motor y transmisión. El RS 4 tiene un bloque 2.9 V6 biturbo que produce 450 CV y 600 Nm y que se acopla a una caja de cambio de convertidor de par y ocho velocidades. El AMG utiliza el omnipresente 4.0 V8 biturbo que también aparece en la mayoría de los Aston Martin y en muchos de los AMG, produciendo 510 CV y 700 Nm. En este caso, se asocia a la nueva transmisión de embrague multidisco y nueve relaciones de AMG, que conforma uno de los escasos cambios mecánicos que se han producido en el C 63 desde su lanzamiento en 2015.
Las diferencias continúan en el interior. El AMG te abruma un poco más, con más botones y mandos con los que jugar (o confundirte) tanto en la consola central como en el volante. El RS 4 es más simple e intuitivo por diseño y su nueva pantalla táctil es similar a la del AMG, pero más sencilla de usar. Los dos coches transmiten un elevado grado de calidad en el interior, aunque el RS 4 especialmente.

Cuando los pones en marcha y comienzas a conducirlos con exigencia, la personalidad más grandilocuente del AMG irrumpe en primer plano, momento en el que atractivo general del RS 4 no disminuye en tu cabeza, pero sí decrece en ‘estatura’ en tu subconsciente. El Audi no se acobarda al lado del AMG, pero ya no parece tan ‘brutote’ a pesar de ser más musculoso visualmente, con sus anchísimas aletas y esas enormes ruedas que se cobijan en ellas.
Además, el Audi suena más silencioso que el Mercedes y parece más moderado de lo que realmente es, pero sólo porque el ruido que emite el escape del AMG eclipsa al del RS 4 en comparación. Lo mismo ocurre con el rendimiento en línea recta. El Audi es y se siente un coche muy rápido. Acelera de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos, que es lo mismo que precisa el Mercedes para idéntica maniobra. Sin embargo, debido a que el AMG es mucho más dramático en todo lo que hace, subjetivamente se siente el más rápido de los dos. También es más adecuado para frecuentar circuito de forma ocasional, debido en parte a que las características del RS 4 le hacen levemente inerte llevado al límite, pero principalmente porque el C 63 S es un hot rod de propulsión trasera.
En una pista como esta, lo primero que haces en el AMG es pulsar el botón que desconecta el ESP y el control de tracción. Para ser justos, en el RS 4 también, pero hacerlo tiene mucho menos efecto que en el Mercedes. Luego, te pones en búsqueda de alguna curva a través de la cual puedas disfrutar de la capacidad del AMG de avanzar de costado durante metros y metros, y es en este punto donde las diferencias entre los dos automóviles se vuelven deslumbrantemente evidentes.
No sólo la dirección del C 63 S es más dulce y detallada en su respuesta, es que el chasis también se siente mejor equilibrado de delante a atrás, de lado a lado, en la guiñada en curva, en la frenada y durante la aceleración. Lo que sea, en cada dimensión, el AMG se siente más vivo y con más capacidad de respuesta que el RS 4. Y suena dos veces más sabroso en el proceso, con un gruñido en su nota de escape con el que el más refinado RS 4 no puede competir. Lo que plantea otra cuestión: ¿por qué este motor suena mucho más afrutado en los AMG que en los Aston Martin cuando seguramente debería ser al contrario?

Divagaciones aparte, la cuestión es que el AMG es la opción correcta para conducir en un circuito, y por cierto margen. Sin embargo, en la vía pública los roles se invierten y la conducción más suave del RS 4 y su personalidad dinámica, posiblemente más sofisticada, colocan al C 63 S en la sombra. De forma indudable, el RS 4 se siente mucho mejor adaptado a la carretera que a la pista y resulta bastante más cómodo que el AMG, incluso con los programas de conducción de ambos coches configurados para el máximo confort.
Por lo tanto, podría argumentar que el RS 4 es mejor automóvil para el mundo real, ese mundo en el que la habilidad para dibujar gigantescas derrapadas y para rodar a toda velocidad en circuito no tiene una gran relevancia, dado que a fin de cuentas estos dos rapidísimos coches son vehículos de carrocería familiar, no una pareja de hipercoches ultraligeros. Es decir, en los aspectos objetivos, pros y contras valorados, es mejor quedarse con el Audi. Pero dame a elegir y me decantaré por el AMG siempre, porque además si bien su conducción en carretera no es excelente, tampoco es tan mala. Y cuando te llegue la oportunidad de disfrutar, entonces verás que el C 63 S juega en una liga diferente, a pesar de que el RS 4 es un coche sobresaliente. Y todo indica que el futuro BMW M3 Touring tendrá más de C 63 que de RS 4…
Mercedes-AMG C63 S vs. Audi RS 4 Avant: fichas técnicas


Mercedes-AMG C63 S Estate | Audi RS4 Avant | |
Motor | V8, 3.982 cm3, twin-turbo | V6, 2.894 cm3, twin-turbo |
Potencia | Potencia 510 CV de 5.500 a 6.250 rpm | 450 CV de 5.700 a 6.700 rpm |
Par | 700 Nm a 2.000-4.250 rpm | 600 Nm a 1.900-5.000 rpm |
Peso | 1.670 kg | 1.745 kg |
Potencia | 3,27 kg/CV | 3,87 kg/CV |
0-100 Km/h | 4,1 segundos | 4.1 segundos |
Velocidad máxima | 280 km/h | 250 km/h (limitada) |
Precio | 114.725 euros (retirado) | 102.400 euros |