Recorremos los valles de Saja, Nansa y Besaya

Prueba en ruta: Mercedes G 350d en Cantabria

Autofácil
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En el número 210 de la revista Fórmula TodoTerreno, que puedes adquirir en tu punto de venta habitual, probamos el Mercedes G 350d en una espectacular ruta por tierras de Cantabria.


Hemos hecho un espectacular viaje al volante del Mercedes Clase G, una criatura mecánica capaz de adaptarse al terreno de un modo extraordinario, incluso para un todoterreno, en vista de lo cual hemos atravesado caminos que la última vez que vieron unas ruedas fueron las de un carro celta. Y hemos desafiado las leyes de la física manteniendo los cuatro neumáticos en contacto con el suelo. Además, hemos ido y vuelto a casa por largos kilómetros de autopista, con total confort, gastando más litros de combustible de los deseados, pero encantados con la experiencia de atravesar caminos, ríos, puertos y carreteras de toda condición; con un automóvil casi impasible al paso del tiempo que, tras casi 40 años después de su lanzamiento, sigue fiel al concepto original de todoterreno puro.

Comienza la ruta

Empezamos nuestra ruta en el pueblo de Ruente, en el valle de Cabuérniga. Aquí se encuentra «La Fuentona», un surgimiento de agua que brota de una roca caliza que, de vez en cuando y sin explicación meteorológica, llega a secarse por completo para poco después volver a brotar con fuerza.

Nada más salir del pueblo por la carretera CA-180, tomamos el primer camino que nos encontramos cruzando el río Saja, que da nombre a esta parte de la reserva natural. Aquí empieza la pista de Monte Aá, que en pocos kilómetros nos sumerge de lleno en un bosque de robles, hayas, abedules y castaños que es una de las masas forestales más frondosas de Europa. Estamos entre árboles de más de 500 años, que nos miran desafiantes a nuestro paso, y parece que aquí el «G» se encuentra cómodo.

mercedes clase g cantabria trasera

Sobre una alfombra mágica

Un primer alto nos sirve para empezar a asimilar cómo está construido este automóvil. Los primeros minutos de pista han pasado totalmente desapercibidos. Y es que la capacidad de absorción del sistema de suspensión es casi absoluta. Hay que estar muy pendiente del velocímetro para no ir constantemente a velocidades de carretera, ya que el coche filtra por completo las irregularidades a los ocupantes. A esto también ayudan los asientos opcionales de contorno neumático, con un mullido fantástico y una capacidad de ajuste casi infinita.

mercedes clase g cantabria interiorSeguimos nuestro camino. Subimos al «G» de un salto y cerramos la robusta puerta con un «clac», un fuerte sonido metálico que no escucharemos en ningún otro coche.

La pista sigue su ascenso, y cada vez hay menos árboles a nuestro alrededor; el bosque cantábrico no suele escalar más allá de los 700 a 900 metros de altitud. Al llegar a la parte alta de este monte, de los tres caminos posibles escogemos el que se encuentra en peor estado, que a la vez es el más directo, hacia nuestro siguiente destino. Se trata de un tramo en ascenso, bastante húmedo y con antiguas rodadas de tractor, por lo que engranamos la reductora y comenzamos a ascender con el G 350d.

Si quieres conocer más detalles acerca del Mercedes Clase G y de esta ruta, no dudes en consultar el número 210 de Fórmula TodoTerreno, correspondiente a diciembre; la única revista mensual con difusión nacional sobre el mundo del todoterreno y la aventura.

Fórmula TodoTerreno 210: diciembre de 2017

 

Mercedes-Benz Clase G