Primera prueba: Mini Countryman John Cooper Works

Pablo J. Poza
Pablo J. Poza
Hemos viajado a Mallorca para ponernos a los mandos del Mini Countryman John Cooper Works en una ruta plagada de curvas. ¿Te apetece subir a bordo?


Lanzada a finales del año pasado, la segunda generación del Mini Countryman ha crecido en todas sus dimensiones, y ahora también lo hace en potencia y, al menos sobre el papel, en deportividad, al incorporar a su gama una variante etiquetada como John Cooper Works.

Bajo el capó del todocamino de Mini se esconde una versión potenciada del motor BMW de gasolina de dos litros y carrera larga que en el Cooper S rinde 192 CV y 280 Nm, mientras que en el John Cooper Works entrega 350 Nm, que se traducen en 231 CV. Este propulsor está dotado de turbocompresor de doble entrada tarado a 2,2 bares, distribución variable en alzada para la admisión (Valvetronic) y en fase para la distribución y para el escape (doble Vanos), inyección directa de gasolina, pistones específicos, intercooler sobredimensionado y un radiador adicional.

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Con este fornido corazón, acoplado en nuestro caso al cambio opcional de ocho velocidades (de serie monta una caja manual de seis relaciones) y al sistema de tracción total All4, el Countryman John Cooper Works ofrece unas prestaciones de primer nivel y un comportamiento muy noble… demasiado, incluso, para el gusto de los conductores más deportivos.

Por carreteras de montaña de Mallorca

Hemos podido conducir el Mini Countryman John Cooper Works a lo largo de numerosas carreteras de montaña de la isla de Mallorca, un exigente escenario en el cual nos ha sorprendido especialmente su excelente compromiso entre confort y estabilidad. El JCW vira plano, responde con precisión y rapidez a las órdenes del volante y se encuentra como pez en el agua en los virajes más rápidos. Sobre asfalto seco, la tracción total conectable automáticamente hará imposible que alguna rueda patine por exceso de par, y los controles electrónicos de la dinámica del vehículo no son en absoluto intrusivos. En las curvas más lentas, avisa con antelación cuando el límite de adherencia del tren delantero está cerca, por lo que podemos ir muy deprisa si somos finos. Si no lo somos, tampoco hay problema. Este Mini Countryman nunca se descoloca del tren trasero; ni siquiera se «insinúa», aunque levantemos rápidamente el pie del acelerador en medio de un fuerte apoyo en la bajada de un puerto de montaña. Se trata, sin lugar a dudas, de un coche extremadamente fácil de llevar deprisa. Ni siquiera la fatiga de los frenos es un problema. Aunque abusemos de ellos inmisericordemente, el sistema irá perdiendo fuerza progresivamente, haciendo que adaptemos el ritmo a la capacidad de frenada disponible.

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Si tuviéramos que quedarnos con algo, el cambio de marchas epicicloidal con convertidor de par y el escape deportivo (con un bypass que aumenta la sonoridad cuando accionamos el modo Sport en el conmutador situado en la base de la palanca del cambio) son los elementos que más contribuyen a que nos sintamos a bordo de una versión realmente especial. El motor, obviamente, está muy bien, pero los 1.630 kilos del vehículo en orden de marcha hacen que no luzca tanto como sus 231 CV podrían hacer pensar, dejando la relación entre peso y potencia en 7 kg/CV.

unnamed 4Después de habernos fundido casi tres cuartas partes del depósito en una intensa jornada de conducción en curvas,cuando devuelvo el Mini tengo sensaciones enfrentadas. Por una parte, creo que es difícil desarrollar y fabricar un todocamino compacto más versátil y dinámico, y sé que es un automóvil que me aportaría inolvidables momentos de placer al volante si lo eligiera como mi vehículo de uso diario. Pero, por otra parte, pienso que la etiqueta John Cooper Works debería aportar algo más que un puñado de caballos en un formato de vehículo que aúna practicidad y rapidez. Y ese «algo más» no aflora fácilmente en este Mini Countryman. No obstante, pensando en el conductor medio que podría enamorarse de las líneas del kit estético del John Cooper Works o en el cliente que simplemente desea acceder al tope de la gama Countryman, probablemente el ajuste «facilón» del chasis desarrollado por los técnicos de Mini sea la opción más acertada, mientras que una versión realmente racing no respondería a las demandas del público potencial de este todocamino.

De todas formas, esta breve toma de contacto es solo la punta del iceberg de un vehículo cargado de tecnología y equipamiento pensado para poder disfrutarse de muy diversas maneras. Si quieres saber más del Mini Countryman John Cooper Works, no dudes en estar atento a los próximos números de Autofácil, Fórmula TodoTerreno y Evo.

 

Mini Countryman