Patinetes eléctricos: los robos se disparan en Madrid

Nicolás Merino
Nicolás Merino


La flota de patinetes eléctricos en la capital asciende a 10.000 unidades y ya se han superado los 3.000 robos, según informan las empresas de kicksharing.

Los patinetes eléctricos son un auténtico fenómeno de masas, y es que desde que el Ayuntamiento de Madrid volviera a permitir los patinetes eléctricos, varias han sido las empresas que de kicksharing que han llegado a la capital, como Jump -de Uber-, Lime o Bird. Todas ofrecen un servicio similar: un coste por minuto que ronda entre los 12 y los 23 céntimos y un área de operaciones que comprende los principales distritos del centro de Madrid.

Como informa Vozpópuli, la inseguridad se ha adueñado de este tipo de servicio de movilidad. Según las alquiladoras, de los cerca de 10.000 patinetes eléctricos que hay en el capital, más de 3.000 unidades ya han sido robadas. Esas mismas fuentes sostienen que cada día se sustraen más de 100 patinetes, mientras que las pérdidas por robo y vandalismo no bajaron del 20% durante el primer mes tras la aprobación por parte del Consistorio.

Usera, Carabanchel, Villaverde y Vallecas, los distritos con más robos

Patinetes eléctricos

Según estas empresas, Madrid es la ciudad con más número de robos de patinetes eléctricos, por delante de otras ciudades conocidas por su peligrosidad como Río de Janeiro en Brasil. Éstas señalan que los robos de día debido a que por la noche los patinetes son recogidos para su posterior recarga. Los barrios donde más robos se llevan a cabo son en Orcasitas -Usera-, Pan Bendito -Carabanchel-, Cristóbal -Villaverde- y algunas zonas de Vallecas.

Ante esta escalada de robos, muchas de estas empresas piden al Ayuntamiento que se reduzcan el número de licencias en los mencionados barrios y que no sea obligatorio el despliegue de los patinetes eléctricos allí, donde aseguran que hay poca demanda y un alto índice de robos. Además, señalan que no solo se trata de bandas organizadas, sino que los robos también son perpetrados por particulares, quienes se quedan con el patinete para su uso personal.

Los métodos de sustracción son realmente variados, aunque en mayor medida «se arranca o desatornilla el GPS que todos los patinetes llevan instalado, para luego ser transportado en una furgoneta. Posteriormente se desguaza y se revenden las baterías por 100 euros o terminan en otros países como Rumanía», señala un portavoz de Jump.

Empresas de seguridad externas para evitar los robos

Este aumento en el robo de patinetes eléctricos ha abierto la puerta a empresas de seguridad externas, las cuales se encargan del seguimiento del propio robo. Es el caso de Centinela, una compañía española cuyo ámbito de actuación se centra en la recuperación de maquinaria de obra robada y que ahora presta sus servicios a empresas de kicksharing.

También está Seal Servicio, que está compuesta por un grupo de personas que acude al lugar del robo indicado por Centinela junto a la Policía o la Guardia Civil.