Las etiquetas medioambientales de la DGT son una de las soluciones más revolucionarias de los últimos años en materia de movilidad en España. El sistema que clasifica los vehículos según su impacto en la calidad del aire ha sido fruto de discusión y polémica desde su implementación por las restricciones que afectan a miles de conductores en las grandes ciudades.
Como ya sabemos, a día de hoy existen cuatro etiquetas diferentes: B, C, Cero y ECO. De esta manera, los conductores que porten la etiqueta B sobre el parabrisas de su coche cumplen con la norma Euro 3 de gasolina del año 2001 o Euro 4 si es diésel del año 2006, mientras que los que tengan etiqueta C harán lo propio con la norma Euro 4 en el caso de los gasolina (2006) o Euro 6 (2015).
Por otro lado, encontramos los vehículos Cero Emisiones que son todos aquellos capaces de recorrer más de 40 kilómetros en modo eléctrico. Dentro de esta categoría se encuentran los modelos 100% eléctricos, los de autonomía extendida, los de pila de combustible o los híbridos enchufables que superen esta barrera.
La pegatina ECO es la que ha sido mayor fuente de debate. Dejando a un lado a los vehículos que utilizan combustibles alternativos como el GLP o el GNC, se benefician de esta etiqueta todos aquellos vehículos que, de uno u otro modo, se sirven de energía eléctrica para circular. En resumen, cualquier híbrido con una autonomía eléctrica inferior a 40 km.
Esta clasificación será sometida a una profunda revisión con el objetivo de clarificar de manera más exacta a los vehículos para que no se confundan las motorizaciones de acuerdo al combustible que utilicen. Se trata de una propuesta que aún requiere cierto tiempo de maduración y que queda recogida dentro del Plan de Impulso de la Cadena de Valor de la Industria de la Automoción en España que el Gobierno presentó en junio.
Para esta revisión será la propia DGT quien trabaje de manera conjunta con el ministerio. Según los plazos establecidos, deberá presentar una propuesta firme en diciembre de este mismo año con el objetivo de que el nuevo etiquetado entre en vigor en julio de 2021.
¿Habrá nuevas etiquetas?
Aún no se ha confirmado si llegarán nuevas etiquetas y si las futuras medidas tendrán carácter retroactivo. Lo que sí se reconoce es que las innovaciones de los últimos años en el mercado automotriz han hecho que el actual sistema queda desfasado. La justificación que da en el propio docuemento afirma de manera textual que «la evolución tecnológica es una realidad y los nuevos vehículos que incorporan estas innovaciones deberían ser catalogados dentro de las posibilidades que ofrece el etiquetado actual, o bien añadiendo nuevas etiquetas».
Estos cambios no sólo afectarán a los usuarios, sino que también los fabricantes van a tener que trabajar sobre sus motores para que sus nuevos lanzamientos cumplan las leyes medioambientales que con el paso de los años cada vez se endurecen más. En cualquier caso, los próximos meses serán claves para la puesta en marcha del nuevo etiquetado.