En 2019 se conmemora el V centenario de la primera vuelta al mundo llevada a cabo por Juan Sebastián Elcano al conseguir circunnevar el globo terráqueo a bordo de la nao Victoria. Para que se replicara esta gesta a bordo de un automóvil tuvieron que transcurrir más de 400 años y la encargada de llevar a cabo esta empresa fue una mujer alemana, Clärenore Stinnes, cuya notoriedad hoy está muy lejos de la alcanzada por el marino de Getaria o el mismo Fernando de Magallanes
A l vivir en una sociedad repleta de prejuicios, olvidamos con frecuencia el papel determinante que ha desempeñado la mujer en el desarrollo de la industria automovilística, hasta el punto de desconocer las grandes gestas que han alcanzado.
En agosto de 1888, y con la única compañía de sus hijos Richard y Eugen, Bertha Ringer tomó prestado el Motorwagen fabricado y patentado por su marido, Karl Friedrich Benz, y recorrió los 106 kilómetros que separan Mannheim de Pforzheim (Alemania) con el fin de visitar a su madre. Aquella fue, además de una gran campaña publicitaria en favor de su marido, la primera ruta de larga distancia llevada a cabo por un automóvil en la historia.
Varias décadas más tarde, otra mujer, Clärenore Stinnes, con la única compañía de un cinematógrafo y dos mecánicos, se encargó de batir todos los registros al circunnavegar el planeta por primera vez en la historia a bordo de un vehículo motorizado, el Adler Standard 6. Más de 48.000 kilómetros de recorrido con un final feliz.
Triunfó en la competición automovilística
Educada en el seno de una adinerada familia de Alemania, la joven Clärenore tomó parte en su primera competición automovilística en 1924 tras el fallecimiento de su padre, Hugo Stinnes. Recorrió la totalidad del continente europeo exhibiendo su habilidad al volante y acumulando victorias hasta llegar a Leningrado, ciudad que acogió la disputa de un gran premio organizado por el gobierno ruso. Pese a ser la única mujer que tomó parte en el evento, se adjudicó el triunfo final, confirmando su supremacía.
Sin embargo, la ambición de Clärenore no terminó ahí y, con el fin de demostrar la fortaleza de la industria automovilística alemana, se preparó para dar la vuelta al Mundo a bordo de un vehículo de la firma Adler. Además, logró financiar la expedición sin el apoyo económico de su familia, gracias a la gran suma de dinero que reunió a través de los patrocinadores.
La joven viajó a Fráncfort en mayo de 1927 para tomar contacto con el modelo empleado para el viaje, el Standard 6, un vehículo con un peso superior a las dos toneladas. La expedición quedaría completada con la presencia de dos mecánicos de la firma germana y con Carl Axel Söderström, un cinematógrafo de origen sueco que conoció a Clärenore tan sólo dos días antes de partir.
Las prestaciones del Adler Standard 6El águila que guió sus pasosA la edad de 26 años, y tras lograr numerosos éxitos en su carrera deportiva, Clärenore Stinnes abandonó la alta competición y confió en una mecánica modesta para alcanzar una meta de mayores dimensiones. La firma automovilística Adler (Águila, en castellano) se encargó de la fabricación del Standard 6, un vehículo con un potente motor de seis cilindros y 2.900 cm3. Se trató del primer modelo en Europa que incorporó un sistema de frenado hidráulico. En total, fue capaz de recorrer los más de 48.000 kilómetros de la ruta trazada por Clärenore. |
Tras abandonar Fráncfort el 25 de mayo de 1927, el entusiasmo que impregnó la aventura en sus comienzos se vino abajo a medida que las averías mecánicas comenzaron a reproducirse, hasta el punto de que, al alcanzar Praga, el embrague del Standard 6 desfalleció por completo.
Una vez reparado, la expedición aprovechó las buenas condiciones meteorológicas para cubrir largas distancias de terreno durante interminables jornadas de viaje, cuya duración coincidía con la salida y la puesta del sol. Gracias a ello, en pocas semanas alcanzaron los escarpados parajes de Turquía, próximos a Ankara, antes de entrar en Oriente Medio.
Sus mecánicos tiraron la toalla en la URSS
Las altas temperaturas, superiores a los 50 grados a la sombra, golpearon a los integrantes del viaje a su llegada a Bagdad. Por ello, se vieron obligados a aumentar el ritmo con el fin de alcanzar territorio ruso en dos o tres meses. Y lo lograron, pero la fuerte oscilación de temperatura entre ambas regiones terminó con el ánimo y la salud de los dos mecánicos de Adler, que acabaron por tirar la toalla.
Stinnes y Söderström, ya en solitario, se enfrentaron al río Ural. Codo con codo, reforzaron con troncos de madera el ferry que transportó el Standard 6. Allí se sentaron las bases de una sólida relación entre ambos.
Durante su travesía por la estepa siberiana, padecieron varias situaciones críticas. Fueron acosados bajo la nieve por lobos hambrientos, cruzaron el lago Baikal sobre una gruesa placa de hielo, hicieron frente a las tormentas de arena en el desierto de Gobi y fueron perseguidos por decenas de bandidos en la región fronteriza entre China y Mongolia.
Finalmente, y tras recorrer más de 30.000 kilómetros, alcanzaron tierras niponas un año después de haber comenzado su aventura. Desde allí, partieron en barco rumbo a tierras americanas.
Visitando el continente americano
Tras hacer escala en Hawaii, San Francisco y Panamá, la expedición alcanzó las costas de Lima para reemprender el viaje con destino a Los Andes. Un terreno demasiado escarpado para el Standard 6 que terminó por minar no sólo la moral del cinematógrafo sueco, sino también su salud.
Y es que ni siquiera las medicinas de Clärenore lograron contener la fiebre y los vómitos de su compañero. Los lazos entre ambos se estrecharon aún más y, finalmente, la joven germana tuvo que recurrir a las plantas curativas nativas para sanar su enfermedad.
Una vez alcanzado Valparaíso, en Chile, mitigaron su cansancio en el trayecto marítimo que, con escala en Panamá, les condujo hasta Los Ángeles. Visitaron Vancouver y El Paso antes de cruzar Estados Unidos de lado a lado y llegar a Washington para reemprender el viaje de vuelta a Europa en barco.
Finalmente, y tras atravesar Francia, la expedición alcanzó Berlín. El fin de un viaje y el comienzo de una nueva vida, ya en matrimonio, para ambos.
Nacidos para la aventura
Hija del empresario y político alemán Hugo Stinnes, Clärenore nació a orillas del Ruhr, en la región de Mülheim (Alemania), el 21 de enero de 1901. Criada por su madre en compañía de sus dos hermanos, no tardó en desarrollar una especial afición por la conducción, hasta el punto de tomar parte de incógnito en una competición automovilística en Essen. Allí se hizo con el primero de los 17 triunfos que logró a lo largo de su exitosa y corta trayectoria deportiva, todo ello antes del 25 de mayo de 1927, fecha en la que se embarcó en la aventura de su vida junto al cinematógrafo sueco Carl Axel Söderström.
A su regreso, y tras contraer matrimonio con su compañero de viaje, la joven publicó sus vivencias en 1930 bajo el título Im Auto durch zwei Welten (En automóvil a través de los continentes). Finalmente, la pareja estableció su residencia habitual en Suecia, lugar en el que criaron, además de a sus tres hijos, a varios niños adoptados.
Una vida de película
Coincidiendo con el 80 aniversario de la gesta, las aventuras de Clärenore Stinnes han sido llevadas a la gran pantalla de la mano de la directora germana Erica von Moeller en un largometraje que fue proyectado en las salas cinematográficas de toda Alemania durante el segundo semestre de 2008.
Con el fin de guardar la mayor similitud posible con la realidad, la cinta, con una duración superior a los 90 minutos, fue filmada tomando por base las imágenes recogidas por Carl Axel Söderström en el documental que publicó en 1931. En cuanto al reparto, Sandra Hüller encarnó el papel de Clärenore, mientras que Bjarne Henriksen interpretó al cinematógrafo sueco que terminó por enamorarse de su compañera de viaje.