Animales del pasado
Antes que los patagones, como Magallanes llamó a los nativos que habitaban por estos lares por las enormes huellas que encontró sobre la tierra; antes que los fuegos de los indígenas alumbraran las riberas de la «Tierra de los Humos», como inicialmente el mismo mítico navegante la bautizara… otros seres vivos eran los dueños de estos parajes acechando con su corpulenta talla. Allí residía el legendario Milodón, especie de gigantesco oso prehistórico cuyos restos fueron hallados en 1896 por el capitán Eberhard. Una descomunal cueva de 30 metros del altura y 200 de profundidad alojaba el pelo, huesos, piel y excrementos de este extinguido animal. Entre estalactitas y estalagmitas la reproducción del Milodón sobrecoge al imaginar lo que sería encontrarse con ese ser repentinamente.
El Arca de Noé patagón
Por un territorio tan ecléctico como el chileno, su fauna es un Arca de Noé muy particular y distintiva. Así podemos contemplar en lugares como la bahía de Ainsworth jóvenes elefantes marinos (arriba) que se inician en las artes combativas para marcar sus territorios. Y quién no se conmueve ante el huemul que se asoma curiosamente entre la hojarasca o visitando los pingüinos magallánicos que anidan en madrigueras para proteger celosamente a sus crías. Algunos lagos se tintan de rosa con la visita de los flamencos y las verdes estepas se motean de pardo con los guanacos y sus tiernas crías, los pequeños «chulangos». Estos estilizados guanacos forman parte de la gran familia americana de camélidos junto con las llamas, alpacas y vicuñas.
Los muros de Jericó
En Puerto Chacabuco está atracado el «Evangelistas» de Navimag y con él nos adentramos por otro oculto rincón de la Patagonia chilena: la laguna y glaciar de San Rafael. Las características de este gigantesco buque, que compagina su misión de Ro-Ro con el turismo, permite que nuestro todoterreno pueda acompañarnos en cubierta. Navegamos en lanchas neumáticas para poder movernos entre témpanos y palpar con nuestras propias manos este prodigio de la naturaleza insertado en el agua. Este glaciar es uno de los más activos del mundo, siempre en perpetuo movimiento; la empalizada de hielo y los icebergs flotando alrededor de nosotros es imponente. Cada poco tiempo un estruendo lo envuelve todo y como en las premoniciones bíblicas… nos quedamos expectantes ante la estrepitosa caída de estos muros de Jericó helados cuya masa y belleza sobrecoge a todos cuantos hemos tenido la fortuna de presenciarlo.
La última frontrera
La población de Villa O’Higgins, con apenas 500 habitantes, nació hace 38 años allí donde los límites entre Chile y Argentina eran todavía confusos. Este remoto pueblo ha tenido un nuevo amanecer en su historia al dejar de ser recientemente una isla en un océano de montañas y hielo. Con el último tramo de pista de la Carretera Austral, abierto, hace unos pcos años, entre las rocas y el bosque por el ejército, ya hay un enlace viable por tierra con el mundo exterior. Antes, el único existente era el avión, cuando la climatología lo permitía. Nuestro Mitsubishi Montero tuvo el privilegio de ser el primer vehículo español en alcanzar esta lejana frontera.
Sus habitantes miman su villa. Sus casas unifamiliares con pequeños terrenos alrededor están impecables y son pintadas de vivos colores. Sin duda alguna, el conjunto que han conseguido es el que le ha conferido sus señas de identidad.
Mare Australis
Mare Australis, el «mar del sur»… una fantástica geografía, un insólito ecosistema y el nombre de un barco que nos adentra por los confines de la tierra a través de fiordos y canales patagónicos. El Mare Australis representa una excepcional singladura, lujo a bordo y aventura en sus numerosos desembarcos. Con un riguroso respeto por el medio ambiente y sus singulares inquilinos, sus lanchas nos acercan a impresionantes glaciales, se mueven entre témpanos y nos desembarcan en islotes repletos de fauna autóctona o para caminar entre la vegetación patagónica. Todo ello nos permite percatarnos de los rigores de la naturaleza y nos resulta difícil asimilar cómo la vida animal, vegetal o humana es capaz de encontrar en este entorno un hálito de esperanza para desarrollar su existencia.