Pueblos con historia en el Renault Clio Hybrid: la calidad deja huella en la historia

El Renault Clio lleva varias generaciones entre nosotros. Su nueva generación llega perfectamente adaptada a los requerimientos de electrificación, que ya marcan el presente y el futuro del automóvil. Ese apellido será otra de las joyas de la marca francesa.
Pero Clio también es un nombre que invita a mirar al pasado. Con todo su aliento legendario y mitológico, los pueblos fortificados sugieren mucha historia, como historia tiene también el modelo urbano de Renault. El Clio tiene algo en común con estos pueblos fortificados de la Península Ibérica: un legado épico con mucho significado que convierte el mero turismo en una experiencia mucho más interesante.

Clio es, en la mitología griega, la hija de Zeus y Mnemosine. Es la musa de la historia y la poesía épica, algo que se relaciona directamente con estos enclaves defensivos de la España más turística. Representada como una muchacha coronada con laureles y un libro de Tucídides en la mano, se le atribuye la creación de la guitarra, lo que muestra su interés por la cultura.
Suele posar con un globo terráqueo para sugerirnos que la historia está teniendo lugar mientras leemos estas líneas, como historia es lo que tienen las siguientes localidades que te ofrecemos a continuación, sin duda mucho más que un mero reclamo para turistas.

Villacastín es un lugar con un patrimonio histórico y cultural inagotable. De alguna manera, su posición estratégica entre Segovia, Ávila y Madrid ha incrementado la reputación de esta localidad fortificada que en cada una de sus esquinas delata su intenso legado medieval.
No en vano aquí quedó atrapado Napoleón debido a las intensas nieves, quizá una broma del destino a los franceses que invadieron nuestro territorio, aunque nuestro Renault de momento no se ha dado por aludido. La iglesia de San Sebastián, el convento de Santa Clara, la ermita del Corpus… El legado religioso cristiano de Villacastín no parece terminarse nunca, como las ganas de tomar curvas del Clio.

Peñafiel fue otro punto vital. El Duero es el referente y el vino símbolo de la cultura. Y quizá por eso su gran desarrollo medieval, con un castillo restaurado por don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor, y un convento, el de San Pablo, que delatan su importancia estratégica.
La cultura árabe y cristiana se respira en el ambiente, algo que se refleja en otra confluencia, esta vez de ríos, como son el Duero, el Duraron y el Botijas. Pero hay otra cosa en Peñafiel que no queremos perdernos: los vinos. Las bodegas Denominación de Origen Ribera de Duero le añaden un atractivo especial a esta localidad, y sin duda nos impulsan a buscar una buena plaza de aparcamiento y prolongar la estancia.

Arévalo es otra muestra de ese gran pasado mítico que nuestro Clio, cuyo nombre ya delata sus orígenes mitológicos y épicos, parece comprender tan bien. La musa de la historia y la poesía griegas que bautizó hace ya décadas este compacto vehículo francés está a gusto paseando a ritmo de vivo por las calles medievales de localidades como Arévalo, bien llamada Ciudad de los Cinco Linajes.
Su conjunto histórico alberga monumentos destacables como la iglesia de Santo Domingo de Silos o la antigua Cárcel Real, que colabora a darle ese deje solemne al pueblo. La plaza del Arrabal bien vale un paseo para admirar con detenimiento sus soportales y el Arco del Alcocer, único resto en pie de la muralla defensiva.
Su castillo mudéjar, perfectamente restaurado, es el escenario ideal para una buena sesión fotográfica. Las cuestas hasta llegar arriba ponen a prueba el motor eléctrico del vehículo, que sale del brete sin despeinarse y en completo silencio, sin recurrir a quemar gasolina. Bajando la colina, los distintos modos de retención ayudan a compensar enseguida la energía gastada.

Bayona es una ciudad medieval y fortificada en Pontevedra. Su interesante e idílico casco histórico, ideal para un paseo por sus soportales y pequeñas cafeterías, tiene multitud de reviradas y estrechas calles que son perfectas para desconectar de los aires urbanos. Se trata de un casco histórico repleto de propuestas culturales y gastronómicas para adornar la visita a esta ciudad de las Rías Baixas, observadoras silenciosas de la rica y variada historia de Bayona.
Ojo a su castillo de Monterreal, su Paseo Marítimo y excelentes construcciones de devoción Cristiana como la antigua colegiata de Santa Maria de la Anunciada, la capilla de Santa Liberata o, por supuesto, otro monumento que genera devoción: sus excelentes playas de Ribeira, Barbeira y Concheira, muy cerca de la fortificación.

Viveiro, en Lugo, es un pueblo marítimo que proporciona mar y montaña a un tiro de piedra. Y, por supuesto, también buena gastronomía y una interesante arquitectura que invita a un tranquilo paseo. El Clio planea con comodidad y en silencio por el Puente de la Misericordia que cruza la ría y nos introduce en este pueblo con aires medievales. Playa y montaña para un Clio de nuestro tiempo.
Eso significa que, por supuesto, hay restos de una muralla y una solemne Puerta, la de Carlos V, que nos invita a entrar en el casco histórico y pasar un largo rato de compras y café. La Plaza Mayor no puede ser más gallega, y es el prólogo perfecto para dejarnos caer en la playa de Covas, de arena fina y una larga forma de media luna. Si el tiempo no acompaña, un paseo hasta el mirador de San Roque, accesible en coche, puede ser la opción perfecta.

Carmona, cerca de Sevilla, es una de las ciudades con más patrimonio y legado histórico de Andalucía. Ubicada sobre una colina, ha visto pasar por sus calles a romanos, musulmanes y cristianos. Como villa de valor estratégico – está en el Valle del Guadalquivir – nos pide recorrer sus calles siguiendo las murallas hasta el Alcázar de la Puerta de Sevilla, donde podemos obtener excelentes vistas del entorno.
Su arquitectura palaciega y religiosa nos relata la reconquista, pero podemos viajar todavía más al pasado visitando su Necrópolis y el Anfiteatro Romano, que enriquecen aún más la cultura del lugar. En la Plazuela de Santiago están las instalaciones de la Hermandad de la Santa Columna, donde se ubican muchos objetos de valor religioso y podemos imbuirnos de atmósfera religiosa.

Villena, en Alicante, es otra plaza codiciada por el islam y recuperada por los cristianos. Sus fiestas medievales reflejan ese espíritu de la Edad Media, con numerosos eventos que siguen llamando a los turistas pero que tienen también una notable relevancia cultural. Nuestro Clio híbrido se mueve muy bien por sus calles.
Naturalmente, su cronología histórica define la imagen e identidad de Villena, con arquitecturas defensivas notables como el castillo de la Atalaya, un centro histórico muy interesante y una oferta gastronómica a la altura. El Teatro Chapí, que junto al futuro museo de Villena completará la oferta cultural de la localidad, así como el Museo del escultor Navarro Santafé delatan el interés de esta villa por ser reconocida como algo más que otro emplazamiento defensivo medieval.