La mañana pintaba bien, porque la idea era muy buena: disputar una especie de rally de regularidad por equipos a bordo de ocho Suzuki Jimny y por caminos de tierra donde se mezclaban zonas rápidas y de buen piso con otras mucho más rotas y técnicas. A los mandos de cada uno de los pequeños Suzuki Jimny, un equipo de cinco periodistas del motor que debían disputar un total de seis tramos que repetíamos en varias ocasiones, tratando de ‘clavar’ el tiempo impartido por la organización en cada uno de ellos. ¿Qué podía salir mal?
Pues, para complicar aún más la situación, la organización incluyó otras pruebas que también iban sumando puntos a la clasificación general. Como en cada tramo debían ir dos personas en el coche, los que se quedaban fuera tenían que ir superando esas pruebas: meter el máximo número de goles posibles golpeando con un Suzuki Jimny una pelota gigante; superar un circuito off-road con un recipiente lleno de pelotas de tenis. El recipiente estaba pegado al capó, pero las pelotas, no, de manera que ganaba quien llegase al final del recorrido con el mayor número de pelotas. Tampoco faltaron dos pruebas de slalom, una con un Suzuki Samurai con dos volantes, uno para cada eje, y otra en la que el Suzuki Samurai giraba al revés (si girabas el volante para la derecha, el coche iba para la izquierda) y, además, los pedales los llevaba el copiloto.
Más allá de la competición en sí, donde nuestro equipo debió tener algún problema de interpretación que nos llevó a terminar en el último lugar (alguna excusa teníamos que poner, ¿no?), lo verdaderamente importante de esta iniciativa es que todos pudimos comprobar, de nuevo, la extrema robustez y fiabilidad del Suzuki Jimny, además de su comportamiento por este tipo de pistas, algunas de ellas abiertas casi campo a través.
Yo ya había probado en varias ocasiones el Suzuki Jimny y había visto de lo que era capaz. Pero, cuando estás en plena competición, digamos que vas bastante más deprisa, y donde en condiciones normales frenas ‘por si acaso’, en plena competición es un ‘yo creo que aguantará’. Y ya lo creo que aguantará. Los saltos que íbamos dando dentro del coche cuando pasábamos por roderas gigantescas, zanjas y zonas empedradas nos hacen pensar que un SUV, sin duda, se habría quedado por el camino. Pero el Suzuki Jimny, no. Cada unidad debió recorrer unos 150 kilómetros en esas seis horas, todos por duros caminos que dejarían al Rally Acrópolis como una simple autopista, y ninguno de los ocho coches tuvo el más mínimo problema técnico. Nada. Ni si quieras los neumáticos se resintieron.
Después, en las zonas de pistas rápidas y dejando sólo la tracción trasera, jugar con el Suzuki Jimny para llevarlo deslizando era algo de lo más divertido y, también, de lo más didáctico, pues su ligereza y su nobleza son ideales para acostumbrarnos a la conducción en tierra. Es cierto que es un coche con una batalla pequeña, y eso hace que sus reacciones sean vivas; pero también lo es que hay control de estabilidad, y que pronto empezaremos a entender cómo hay que hacer las cosas para pasárnoslo realmente bien.
Cuando uno termina una prueba de este tipo, no puede dejar de pensar en comprarse un coche de estos para cruzar España de norte a sur por caminos, con la certeza absoluta de que nada se va a romper. Obviamente, el Suzuki Jimny no es un cómodo SUV, así que tampoco es el mejor coche para un viaje largo por autopista. También es relativamente espartano, ruidosillo, no es muy potente, sólo tiene dos plazas… Vamos, un montón de circunstancias que, sin embargo, no le impiden ser en la actualidad el mejor turismo todo terreno de serie para uso extremo que se vende en nuestro país por varios motivos:
- Es muy pequeño (3,48 metros de largo), de manera que pasa por donde otros todoterrenos no caben.
- Pesa sólo 1.165 kilos, y eso le permite también moverse con mucha agilidad en zonas ratoneras y en trialeras.
- Tiene un motor de 1.5 litros atmosférico de gasolina y 102 CV que es más que suficiente para lo que pesa el coche y que le permite gastar poco para un coche así: 7,9 L/100 km.
- Hay un Jimny desde 19.500 euros. Imposible hacerse con un turismo 4×4 nuevo más barato y más eficaz en campo extremo.
- Puedes llevarlo en tracción trasera, algo que le convierte en un juguete de lo más divertido en pistas en buen estado, o en tracción total, lo que le permite subirse por las paredes. Y, si la cosa se complica, hay reductora también.
- Lleva unos estupendos neumáticos Bridgestone Dueler H/T en medida 195/80 en llanta 15 que son ideales para campo, ya sean zonas embarradas, empedradas, arenosas…
En cualquier caso, aquí te dejamos la prueba del Suzuki Jimny Pro.