En los últimos meses, seguro que has escuchado varias veces la frase de “la pandemia nos ha quitado más de dos años de vida”. Y personalmente estoy de acuerdo al 100 %. Han sido dos años en los que entre el confinamiento, las restricciones, los cierres perimetrales y las limitaciones de aforo, nos han hecho perder muchos momentos de disfrute. Sinceramente, no quiero aburrirte con este tema y te voy a proponer un plan ideal para desconectar y dejar a un lado los problemas.

Imagínate por un momento disfrutando de la conducción más pura, a los mandos de algo muy divertido y eficaz en cualquier tipo de superficie, en compañía de tus amigos o familia y, además, conociendo los lugares recónditos de nuestra preciosa geografía. ¿A que pinta bien el tema? Pues sigue leyendo.
El aparato definitivo
Hoy mi jornada de pruebas pasa por viajar hasta Vilassar de Dalt, en Barcelona. El plan consiste en realizar una espectacular ruta por el campo de unas cuatro horas de duración por la bonita zona del Parc de la Serrada Litoral, a los mandos del Yamaha Wolverine RMAX 4 1000 SE. Se trata de un side by side de cuatro plazas ideal para perderte por los cientos de kilómetros de pistas de esta bonita zona y disfrutar en todo momento del paisaje, donde los frondosos bosques se pierden en muchos momentos con el azul del mar Mediterráneo.


El salpicadero se encuentra perfectamente ordenado. Los asientos delanteros disponen de arneses que sujetan perfectamente el cuerpo; los traseros van en una posición más elevada que los delanteros. Desde la palanca del cambio se activan las marchas cortas. La instrumentación muestra información clara. El mando D-Mode varía la gestión del motor. Los pedales son perfectos para conducir con dos pies.



Antes de ponerme a los mandos, me visto para la ocasión con mi equipación completa de O’Neal. Es cierto que el RMAX 4 1000 S cuenta con barras antivuelco, arneses en todos los asientos y puertas que le dotan de protección y mucha seguridad en caso de accidente, por lo que no resulta obligatorio llevar casco o una vestimenta con protecciones, pero aunque no sea imprescindible, siempre es recomendable.
En fotos, el Yamaha Wolverine RMAX 4 1000 SE impresiona, pero al natural resulta imponente. Por delante, su agresivo diseño tiene la misma imagen que la del resto de los vehículos de Yamaha, como los deportivos YXZ 1000 R, con unos potentes y rasgados faros LED y unas luces de posición en “ojo de diablo”. Además, esta versión SE incorpora un cabrestante Warn VRX de 2.040 kilos integrado en un parachoques específico con argollas de remolque.


En la vista lateral, llama la atención sus inexistentes voladizos tanto delantero como trasero (ideales para sortear obstáculos), la buena altura libre al suelo y una contenida longitud total de 3,25 metros. Esta cifra es la misma para la variante de dos plazas, a la que se le añade una caja trasera basculante en lugar de dos asientos. En la trasera, esta unidad que nos han cedido los amigos del concesionario 4xQuad lleva la rueda de repuesto colgada, que aparte de practicidad le da un toque muy radical, y en la zona de carga se le ha añadido un cofre original de Yamaha para llevar protegido el equipaje. Para aumentar aún más su capacidad, los asientos traseros se pueden plegar y deslizar, añadiendo espacio de carga a un vehículo capaz de transportar hasta 272 kilos. También dispone de bola de remolque con una capacidad de hasta 907 kilos.
120 CV por litro para el Yamaha Wolverine RMAX 4 1000 SE
Giro la llave para poner en marcha el motor bicilíndrico de 999 centímetros cúbicos, con ocho válvulas, que desarrolla 120 CV y 96 Nm. Suena “gordo”, tiene un funcionamiento redondo, y su giro es estable y sin apenas vibraciones. Regulo la longitud del asiento, coloco el volante a mi altura e inserto la marcha desde la palanca de la caja de cambios CVT desplazándola a la posición H (High o Largas). Desde esta palanca, también se inserta la reductora, colocándola en posición L (Low o Cortas).

Esta unidad llevaba un sistema de navegación GPS Garmin Tread SXS con antena exterior, perfecto para hacer excursiones con otros vehículos ya que en el propio mapa marca la posición de cada uno.
Desde los primeros metros, pese a su concepción, conducir este Wolverine resulta sorprendentemente parecido a hacerlo con un coche, tanto por el tacto del acelerador, como por el de los frenos y la dirección. Eso sí, los neumáticos de tacos Maxxis Carnivore de esta unidad no son los aliados perfectos para circular por asfalto, ya que evidentemente su agarre no es del todo bueno, y generan un ruido que se deja escuchar más de la cuenta.
A los pocos kilómetros, abandono el asfalto para adentrarme en una pista de tierra muy rápida donde el RMAX comienza a encontrarse en su hábitat natural. Elijo el modo de conducción Sport en su sistema D-Mode (actúa sobre la respuesta del motor) y lo dejo en tracción trasera para disfrutar del arte del sobreviraje. Es una auténtica gozada balancear el Yamaha levemente para descolocarlo a la entrada de las curvas y llevarlo por donde quieras a base de gas. Y digo llevarlo por donde quieras porque el RMAX en todo momento se muestra noble, obediente y dispuesto a hacer lo que le pidas ayudándote con este tipo de conducción a girar con mayor precisión. Lo balanceas, apuntas con la dirección asistida eléctrica y le das gas para romper la adherencia del neumático. Es una sensación casi orgásmica.

Llego a una zona del camino, totalmente destrozada, y paso sin apenas soltar el gas. No se aprecian movimientos extraños en la dirección, ni crujidos por falta de rigidez. Es una barbaridad la calidad de fabricación del RMAX. Y es que los amortiguadores Fox QS3 con ajuste de compresión y recorrido de 361 y 337 mm ayudan a generar esa sensación de que se puede pasar por un campo lleno de minas sin que ocurra nada, manteniendo las ruedas en contacto con el suelo en todo momento y sin notar ningún síntoma de fatiga por un uso intensivo.
El lado familiar del Yamaha Wolverine RMAX 4 1000 SE
Después de recorrer varios kilómetros a lo Rovanpera subido en su WRC, decido poner el modo Trail e insertar la tracción total. Es impresionante cómo el Wolverine RMAX 4 1000 SE pasa de convertirse en un aparato rápido y efectivo a una auténtica hermanita de la caridad donde poder transportar una vajilla de cristal Swarovski sin que llegue destrozada. Y es que de nuevo los amortiguadores Fox hacen un trabajo ejemplar, dotando al RMAX de una comodidad envidiable, con un primer punto de recorrido suave y perfecto para absober las pequeñas irregularidades. A velocidad baja, el Yamaha también se disfruta, y se muestra confortable para una ruta kilométrica en familia, sin envidiar en nada a un todoterreno como un Toyota Land Cruiser gracias, entre otras cosas, a la comodidad de sus asientos.




La unidad de pruebas equipaba un montón de extras que mejoran todavía más su uso. Por ejemplo, el portón trasero se ha sustituido por una caja original con gran capacidad. También cuenta con protecciones en los brazos de suspensión, interruptores sellados o un soporte trasero para la rueda de repuesto.
Durante la ruta que nos han preparado, encuentro una zona escarpada, aparentemente compleja y con un gran desnivel, por lo que decido colocar el modo Crawl del D-Mode, activar el bloqueo del diferencial e insertar reductora. Con todo este “arsenal”, el RMAX se convierte en una auténtica máquina de subir por donde sea con suavidad, elegancia y seguridad. Y así, tras más de cuatro horas de conducción, sólo os puedo decir que el Wolverine RMAX 4 1000 SE es la terapia perfecta para olvidarte totalmente de los problemas… y del casi desaparecido Covid.


Ficha técnica del Yamaha Wolverine RMAX 4 1000 SE
- Motor: 2 cilindros, atmosférico
- Potencia: 120 CV
- Cilindrada: 999 cm3
- Arranque: Eléctrico
- Transmisión: Automatica CVT
- Suspensión delantera: Doble horquilla con amortiguadores FOX QS3 regulables y muelles
- Suspensión trasera: Doble horquilla con amortiguadores FOX QS3 regulables y muelles
- Frenos del. / tras.: Discos Ø262 mm / Ø248 mm
- Neumaticos del.: 29 x 9 x 14
- Neumaticos tras.: 29 x 11 x 14
- Dirección: Asistencia eléctrica progresiva
- Peso: 930 kg (en orden de marcha)
