Toyota Celica: 50 años, siete generaciones y más de 4 millones de unidades vendidas

El Celica es uno de los deportivos más longevos en la historia de Toyota. Fue lanzado en 1970 y dejó de producirse en 2006. A través de sus siete generaciones, la marca japonesa ha logrado vender más de cuatro millones de unidades en todo el mundo.


1970 fue el año en el que el Toyota Celica vio la luz. Se trata de un modelo que ha hecho historia dentro del sector del automóvil gracias a su diseño, prestaciones o sensaciones de conducción, que le llevaron a convertirse, entre otras muchas cosas, en uno de los vehículos más célebres del Mundial de Rallyes a principios de los años 90.

Celica es sinónimo de ‘celestial’ y para su desarrollo Toyota se basó en la plataforma del Carina, aunque el Celica ofrecía más opciones de personalización. Se podía equipar con un motor de 1.4 o 1.6 litros, dos tipos de cajas de cambios -manual o automática- y cuatro acabados diferentes: ET, LT, ST y GT.

Con espacio para cuarto ocupantes (2+2), el Celica también ofrecía altas dosis de confort y facilidad de conducción. Disponía de una suspensión delantera independiente y una trasera de cuatro brazos, con amortiguadores separados, así como una puesta a punto del chasis específica. Todo ello permitió que este modelo diera el salto al mundo de la competición, con varias victorias en Japón, y fue el modelo con el que Ove Andersson dio forma al Toyota Team Europe (TTE) en Colonia (Alemania), siendo el centro de las actividades automovilísticas de Toyota en las siguientes décadas.

Tres años más tarde llegó una segunda versión, el Celica Liftback. Ofrecía una carrocería de tres puertas y hasta cinco motores a elegir. Estuvo pensado para todos aquellos que disfrutaban de las actividades al aire libre gracias a su portón trasero.

Segunda generación

La primera generación logró vender más de un millón de unidades. Esto supuso el motivo perfecto para aventurarse en un nuevo modelo. En 1977, también inspirándose en el Carina, llegó la segunda generación del Celica. Se ofrecía con carrocería coupé de dos puertas y ‘liftback’ de tres puertas, creciendo en tamaño, tanto en longitud como en anchura, para responder a los gustos de los cada vez más apasionados clientes estadounidenses.

En 1978, con la entrada en vigor de normas de emisiones cada vez más estrictas, Toyota tuvo que modificar sus motores, algo todavía más complicado en el caso de los propulsores de alto rendimiento del Celica. Aun así, los ingenieros de Toyota lograron, introduciendo algunos cambios, que el Celica siguiera pudiendo tener entre sus opciones de motorización su célebre propulsor con doble árbol de levas en cabeza –Double Overhead Camshaft (DOHC)-.

Un par de años después de su lanzamiento, la segunda generación del Celica sufrió una ligera actualización estética: los cuatro faros redondos fueron sustituidos por otros cuatro de forma rectangular, quedando integrados a ambos lados de una nueva parrilla frontal.

Tercera generación

En 1981 llegó la tercera generación. Con forma de cuña, el nuevo Celica presentaba afilados contornos y superficies planas. Su rasgo más característico eran los faros elevables y semi retráctiles. El diseño interior también fue revolucionario, con un ambiente futurista presidido por un cuadro de instrumentos totalmente digital, y en algunas versiones incluso incorporó sistema de navegación, uno de los primeros del mundo del automóvil. El primer motor DOHC con turbocompresor en Japón se unió a la oferta del Celica poco después del lanzamiento de la tercera generación, con variantes de 1.6, 1.8 y 2 litros.

En octubre de 1982, Toyota lanzó 200 unidades especiales del Celica con homologación de rally Grupo B. Se denominaban Celica GT-TS y se fabricaron en torno al nuevo motor DOCH turboalimentado.

El Celica Twin Cam Turbo demostró ser un arma casi infalible para Toyota en el WRC (World Rally Championship), especialmente en África, donde firmó tres victorias consecutivas en el Rally Safari de Kenia entre 1984 y 1986 y otras tres victorias en el Rally de Costa de Marfil en 1983, 1985 y 1986.

Cuarta generación

En 1985 se presentó la cuarta generación del Celica, una revolución al pasar de ser tracción trasera a tracción delantera y ofrecerse únicamente con carrocería coupé ‘liftback’. Líneas mucho más redondeadas y un sobresaliente coeficiente aerodinámico (0,31) que se conjugaban con la nueva configuración de motor y tracción en el eje delantero y suspensión totalmente renovada, tipo MacPherson delante y detrás. El interior mantuvo su seña de identidad con instrumentación digital, ahora todavía más futurista gracias a los gráficos en color.

A finales de 1986 se presentó el que quizá haya sido el Celica más admirado y deseado, el Celica GT-Four, una variante de tracción total con motor DOHC de 185 CV y turbocompresor que resultó ser la base perfecta para que Toyota lograra, años después, el título del WRC. Tras completar el calendario del Mundial de Rallyes en 1988 y firmar varios podios y una victoria (Rally Australia) en 1989, el Toyota Team Europe (TTE) y Carlos Sainz lograron el título en 1990, en su segundo año juntos.

Ese fue el primero de muchos éxitos del Celica GT-Four en el WRC, en sus distintas versiones a lo largo de los años —ST165, ST185 y ST205—, ya que con él Toyota sumó 29 victorias y seis títulos, dos de constructores y cuatro de pilotos.

Quinta generación

Mientras el Celica GT-Four basado en la cuarta generación cimentaba la que posteriormente sería una gran trayectoria en el WRC, en 1989 Toyota lanzó la quinta generación del modelo de calle, la más recordada en España gracias a Carlos Sainz. De diseño todavía más redondeado, su tamaño era algo mayor y contaba con una gama de tres motores de 2.0 litros con hasta 225 CV en el Celica GT-Four.

En 1992 vio la luz el Toyota Celica GT-Four RC (Rally Competition), comercializado en otras regiones como Toyota Celica Carlos Sainz como homenaje al piloto madrileño con el que Toyota logró los títulos del WRC en 1990 y 1992. Fue una edición especial limitada a 5.000 unidades para todo el mundo, de las que unas 3.000 llegaron a Europa y únicamente 150 a España.

Esta variante se diferenciaba del Celica GT-Four por diferentes ajustes en el motor, entre ellos un ligero aumento de potencia, el chasis, con diferencial trasero tipo Torsen, y la carrocería, con una imagen aún más deportiva.

Sexta generación

Lanzada en 1993, supuso el regreso de los cuatro faros redondos en el frontal. Se mantenían las líneas redondeadas pero llegaba una nueva plataforma, que incrementaba la rigidez y reducía el peso, llevando todavía un paso más allá la deportividad inherente al Celica. Incluso con una carrocería más resistente, los ingenieros de Toyota lograron reducir el peso del conjunto en 90 kg. Para la suspensión se optó por una nueva configuración ‘Super Strut», mejorando gracias a ella la respuesta a alta velocidad y en carreteras sinuosas.

En 1994 se comercializó en Japón un nuevo Celica GT-Four, homologado para el WRC, como parte del reto de seguir siendo la referencia del campeonato. Se propulsaba gracias a un motor de 255 CV con un nuevo sistema de reglaje de válvulas y un renovado turbocompresor, que permitía al Celica GT-Four acelerar de 0 a 100 km/h en poco más de 6 segundos y alcanzar los 250 km/h de velocidad máxima.

Igual que en la generación anterior hubo una variante descapotable, en este caso con capota de lona con un nuevo sistema de accionamiento eléctrico, que permitió incrementar el volumen del maletero y el espacio trasero en el habitáculo, llegando a cotas similares a las de la variante de carrocería cerrada.

Séptima generación

Presentado en formato prototipo, como Toyota XYR Concept, en el Salón del Automóvil de Detroit en enero de 1999, fue toda una revolución a nivel diseño. Con un guiño al perfil en forma de cuña de la tercera generación, el que sería el último Celica presentaba una imagen angulada, con una larga distancia entre ejes y las ruedas muy cerca de los extremos de la carrocería.

Se comercializó únicamente en versión ‘liftback’ porque, desde el principio del proyecto; Toyota decidió no desarrollar variante descapotable ni de tracción total. En algunos mercados hubo dos opciones de motorización disponible, un 1.8 litros de 140 CV y un 1.8 litros 192 CV, mientras que en otros, como en Europa, sólo se comercializó con el más potente.

En abril de 2006, tras más de 35 años de historia, siete generaciones y más de cuatro millones de unidades vendidas en todo el mundo, el ya mítico Toyota Celica cesó su producción. Unos pocos años después, Toyota volvió a contar con un deportivo en su gama con la llegada del Toyota GT86, un coupé 2+2 de motor bóxer delantero y tracción trasera cuyo desarrollo se centró en las sensaciones que su conductor debía obtener al volante, con el placer de conducción como base de toda su puesta a punto.

 

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