Un informe de la asociación británica Transport & Environment (T & E) muestra las diferencias entre los consumos oficiales declarados y lo que esos mismos coches gastan en condiciones reales de uso. Esta organización denuncia que resulta sencillo manipular una prueba de consumo: Se pueden usar neumáticos de baja resistencia a la rodadura, sobreinflarlos, reducir al máximo el peso del coche, usar lubricantes especiales, mejorar la aerodinámica mediante pequeños cambios en la carrocería…
T & E afirma que «los fabricantes están engañando a los usuarios, al difundir unas cifras de consumo que saben que no se van a lograr», y añade que «las pruebas y las comprobaciones en los vehículos de producción son inconsistentes e inadecuadas, pues los fabricantes pagan a las organizaciones que realizan y certifican los tests». Por eso, T & E encargó a un laboratorio independiente la realización de tests de consumo: La diferencia media entre el consumo declarado de los modelos más antiguos y la cifra hallada por esta investigación fue del 19 %; en los modelos actuales, era del 37 %.
La Union Europea es consciente de estos defectos, y el Comité de Industria del Parlamento Europeo ya está estudiando nuevas medidas, que tendrán que ser ratificadas por mayoría entre el conjunto de los eurodiputados, y negociadas con los estados miembros y la Comisión Europea. En estos momentos, el ciclo NEDC (New European Driving Cycle, por sus siglas en inglés) consta de una prueba en ciclo urbano -3 minutos y 15 segundos a una media de 19 km/h, con una serie de instantes programados en los que el vehículo permanece al ralentí-; y una prueba de ciclo extraurbano -desde parado hasta alcanzar los 70 km/h en quinta y mantenerlos durante un minuto y medio; a continuación, 50 km/h durante un minuto; 70 km/h durante otro minuto, y 100 km/h durante unos segundos-.