Prueba del nuevo Audi S8 2022

Eduardo Alonso
Eduardo Alonso
Como sugiere su aspecto, el nuevo S8 no tiene demasiado de nuevo, pues se trata de una actualización de toda la cuarta generación del A8, que se presentó en 2017 y se lanzó en 2018 poniendo el listón altísimo.

LLevo un minuto viendo 262 km/h sostenidos en la instrumentación, que es hasta donde te deja llegar el limitador de velocidad a 250 km/h reales. A pesar de que sean pocos segundos, e incluso en un coche tan aislado como el S8, están cargados de tensión por la forma en la que adelantas (o avasallas) al resto de vehículos, y eso que aquí en Alemania no suelen bajar de 160 km/h a poco que el tráfico lo permita.
Aun así, la sensación de seguridad que sientes en el envolvente habitáculo de este Audi podrían permitirte viajar a esta velocidad de forma relativamente habitual. Vamos, que no te costaría acostumbrarte a ello. Va tan sobre seguro que, a esta velocidad, me permite ir recapitulando cosillas que quiero contarte. Así que ahí voy:

El A8 (y S8) sigue siendo una berlina de lujo de estatosférica calidad y altísima tecnología. Lo que aporta este restyling afecta sobre todo a la estética, al equipamiento y a la conformación de la gama, que ahora queda reducida a las dos versiones más lógicas y al S8: la diésel 50 TDI de 286 CV, la híbrida enchufable 60 TFSIe que ahora alcanza 462 CV, y la deportiva S8, que mantiene sus 571 CV. A esta última no es que precisamente le sobre prudencia o sensatez, pero es la que mola.

Entre las superberlinas, el A8 siempre ha sido mi preferida. Encuentro en ella una presencia, un ‘peso visual’ que en pocos coches he llegado a apreciar. Y te sientas dentro y te apetece conducirlo. En lo estético, además, luce un aspecto relativamente poco serio, y eso me gusta. Ahora, se ve aderezado con nuevos paragolpes, parrilla, faldones, colores exteriores y unos grupos ópticos casi de ciencia ficción (ver Tecno).

Audi S8

El color Ultra Blue Metallic exclusivo del S8 favorece esa sensación de alegría en un segmento que va en la dirección opuesta. Dentro, la butaca es tan cómoda como la más cara que puedas encontrar en una tienda de mobiliario de lujo, y la calidad de materiales no admite reproche alguno. Pero ninguno. En este aspecto, alcanza la excelencia. Y detrás, la sensación de confort se amplifica.

Nada cambia en el habitáculo del Audi S8, salvo que ahora la doble pantalla central integra el más avanzado sistema multimedia MIB 3. Podría haber pasado la tarde jugueteando con sus cachivaches, tantos que algunos de momento ni sé que están, o incluso echándome una siestecita en sus butacas traseras después de un muy madrugador vuelo hasta Múnich. Pero hubiese sido un delito con un coche de semejantes capacidades aparcado tan cerca de algunos intervalos de autopista sin límite de velocidad.

Aplasta el acelerador y el Audi S8 avanzará con tal abuso que las cifras en el cockpit digital crecerán de quince en quince. De hecho, cuando notes que algo te frena, será el limitador de velocidad recordándote que a 250 km/h se corta el grifo. Lástima que, por su condición, sea un automóvil que tenga difícil transmitirte sensaciones verdaderamente emocionantes, ya que está tan filtrado que irás mucho más rápido de lo que sentirás. Pero así es en esta clase de vehículos.

Audi S8

Después de esta experiencia, voy a dirigirme a algunos tramos de curvas donde poder hacerme una idea de las cualidades dinámicas del Audi S8. No en vano, se trata de una versión deportiva, así que debe justificarlo no sólo en línea recta, sino también en carreteras fuera de su zona de confort.

Antes de afrontarlas, primero he de pasar por algunos tramos urbanos y rotondas, lo que el Audi S8 despacha en absoluto silencio y con la esponjosidad de una alfombra voladora. Este coche monta una suspensión neumática predictiva, pero aparte esta unidad lleva la configuración deportiva opcional (1.147 euros), que pasa totalmente inadvertida ahora pero no lo hará después.

No puedes aspirar a pasártelo en grande en un tramo de curvas con un coche de este tipo, pero luciendo una ‘S’ en su denominación, al menos sí le pido que sea preciso y moderadamente entretenido.

Los tramos de por aquí no son tan retorcidos como nos gustaría. No obstante, con el S8 no sientes esa desagradable sensación de que es demasiado grande para la vía, algo en lo que juega un papel clave el eje trasero direccional, que en las curvas acorta virtualmente la batalla para que el coche sea más manejable. Incluso con sus 5,19 metros de largo y sus más de 2,2 toneladas, el S8 corre con admirable fluidez.

Audi S8 interior

Hay otros dos elementos que juegan un papel clave en el correcto ejecutar del Audi S8, que son la suspensión y el sistema de tracción. No hablo del motor porque, en carreteras de este tipo, es simplemente apabullante, inaprovechable. En todo el tramo de revoluciones empuja demasiado como para tan siquiera poder apurar una tercera velocidad.

La suspensión mantiene un control de los movimientos impecable, aportando una manifiesta horizontalidad en las curvas compensando las aceleraciones transversales inclinando en hasta tres grados la carrocería hacia el interior. La motricidad queda resuelta por el sistema de tracción total permanente auxiliado por un diferencial trasero activo que parece coser los neumáticos al asfalto. Es francamente difícil, pero mucho, provocar que el eje trasero del Audi S8 deslice aunque sea un poquito, permitiéndote abrir gas a tope incluso en condiciones de baja adherencia.

Su precio es de 168.840 euros. Buscar alternativas al Audi S8 no es tan fácil, pues las marcas cada vez se inclinan menos a obsequiarnos con esta clase de, por qué no decirlo, no muy lógicas versiones deportivas de superberlinas. Quizá lo más parecido sea el BMW M850i Gran Coupé de 530 CV (142.500 euros), pero está algo por debajo del S8 en términos de potencia, equipamiento y finura.

En el horizonte, ya rozando los 200.000 euros, quedan posibilidades como el BMW M760Li de 585 CV (con el foco más puesto en el lujo que en la deportividad) o el Maserati Quattroporte Trofeo, que posee cualidades dinámicas muy buenas pero que está lejos de ser tan completo como el Audi S8 en el cómputo global.

Audi S8 digital cockpit

Me cuesta encontrar sentido a un concepto como el del S8 pero, puestos a desarrollarlo, la forma de hacerlo de Audi es un buen ejemplo de cómo acertar. Aparte, ya sólo que se sigan animando a poner una ‘S’ delante de un 8 es para nosotros motivo de celebración.

Tecno

Los sistemas de iluminación es uno de los campos en los que la automoción más y mejor ha evolucionado de un tiempo a esta parte. O, al menos, de forma más tangible. En muy poco tiempo se ha pasado de las bombillas halógenas a las de xenón, y de ahí a las de led, desarrollándose estas últimas de manera exponencial.

La nueva gama Audi A8 recibe los avanzados faros Digital Matrix Led, que en el caso del S8 pueden añadirse por 2.540 euros en reemplazo de los ya de por sí eficientes Matrix Led que incorpora de serie. Estos Digital Matrix Led alojan en su interior 1,3 millones de microespejos capaces de dirigir el haz de luz con una intensidad y direccionalidad verdaderamente prodigiosas.

En la parte posterior, los grupos ópticos de serie emplean tecnología OLED y se pueden elegir con dos patrones lumínicos diferentes, añadiendo en el caso del Audi S8 un tercero exclusivo para cuando el conductor seleccione el modo de conducción Dynamic.

Audi S8: ficha técnica

  • Motor: 8 cil. en V, 3.996 cm3, biturbo
  • Transmisión: Automática de convertidor de par y ocho vel.
  • Tracción: A las cuatro ruedas con diferencial trasero activo
  • Potencia: 571 CV a 6.000 rpm
  • Par: 800 Nm de 2.000 a 4.500 rpm
  • 0-100 km/h: 3,8 segundos
  • Vel. máx.: 250 km/h (limitada)
  • Peso (DIN): 2.220 kg (3,88 kg/CV)
  • Precio: desde 168.840 euros

 

Audi A8