‘Ciencia-Fricción’: así será el neumático del futuro

La idea del neumático inteligente tiene su origen no muy atrás, y ha comenzado a desarrollarse a principios de este milenio. Sin embargo, son muchos ya los fabricantes que tienen proyectos en marcha al respecto. Y es que muy pronto el neumático va a ser una parte muy activa en la interconectividad del vehículo. La […]


La idea del neumático inteligente tiene su origen no muy atrás, y ha comenzado a desarrollarse a principios de este milenio. Sin embargo, son muchos ya los fabricantes que tienen proyectos en marcha al respecto. Y es que muy pronto el neumático va a ser una parte muy activa en la interconectividad del vehículo.

La principal negligencia que un conductor puede cometer sobre los neumáticos de su coche es la de descuidar su presión. Una baja presión de inflado reduce la seguridad porque merma la estabilidad e incrementa las distancias de frenado, pero además aumenta el consumo y acelera el desgaste del propio neumático.

El primer paso para controlar esto de forma automatizada correspondió a los sensores TPMS, y el Porsche 959 de 1986 fue el primer modelo en incorporar la primera versión de un sistema de este tipo. Hoy en día es un equipamiento común en cualquier vehículo.

¿Qué es un sensor TPMS?

Sensor TPMS

Se trata de un dispositivo cuya función principal es medir la presión del neumático. Sus siglas corresponden a la denominación Tire Pressure Monitoring System y existen de dos tipos: los pasivos, que son los que emplean los sensores del ABS para detectar anomalías en la velocidad de giro del neumático, lo cual podría ser indicativo de subinflado; y los activos, que son los que incorporan un sensor en la propia válvula del neumático capaz de medir, de forma constante, la presión y temperatura del mismo.

Estos últimos se comunican mediante radiofrecuencia con un interfaz que informa al conductor sobre las dos variables medidas en tiempo real, de forma que si un neumático pierde presión a raíz de un pinchazo, el conductor inmediatamente lo sabrá.

Los TPMS están muy bien, pero ofrecen una cantidad de información limitada, sobre todo si tenemos en cuenta que la conducción autónoma es algo que llegará más pronto que tarde. El siguiente paso a los TPMS es ‘sensorizar’ los propios neumáticos para que aporten muchos más datos, hasta el momento inalcanzables para un sensor TPMS. Pero, obviamente, hay que hacerlo de forma barata para que el precio del neumático se vea afectado lo mínimo posible, pues no sería comercialmente viable que un neumático de 120 euros pasase a costar 170 euros por la inclusión de esta clase de sensores.

La idea es que el neumático sea una parte más dentro de la red de sistemas interconectados del vehículo, pudiendo alterar el funcionamiento de dispositivos como el ABS o el ESP y, en última instancia, incluso modificar su forma y rigidez a las condiciones de la conducción y de la vía sobre la que se desplaza el vehículo. Fabricantes como Pirelli, Michelin, Dunlop, Goodyear o Continental ya trabajan en ello desde hace años y tienen distintas patentes. Veamos algunos ejemplos.

Pirelli

Pirelli

La firma italiana ya cuenta con más de 300 patentes del programa Cybercar, que se suman a las obtenidas por el proyecto Connesso, que es el punto de partida sobre el que se cimenta Cybercar. Este proyecto nació en 2002 con el objetivo de convertir al neumático en una parte activa entre los elementos interconectados del automóvil. La idea consiste en la inclusión de un sensor en el interior de la banda de rodadura que se comunica con la centralita del vehículo con el fin de mejorar la seguridad, el confort, el ahorro de combustible y las capacidades dinámicas del automóvil.

Dicho sensor, que cuenta con su propia batería, envía datos a la centralita del vehículo por Bluetooth, si bien otros fabricantes también trabajan en otros protocolos de comunicación basados en redes de bajo consumo. Este sensor es capaz de medir variables más allá de la presión y de la temperatura, como son el desgaste de la banda de rodadura, la fecha de fabricación e instalación en el coche, el peso que recae sobre cada rueda.

Gracias a ello, la centralita del vehículo puede adaptar el funcionamiento de sistemas como el ABS o el ESP, además de calcular de forma más precisa la autonomía disponible, algo importante especialmente en los vehículos eléctricos. El objetivo es que, en 2020, el sistema Cybercar comience a implementarse en los primeros vehículos de producción.

Continental

Continental ContiSense

Continental ya trabaja en un proyecto, denominado Road Condition Observer, que trata de percibir el entorno sobre el que se desplaza el vehículo mediante diferentes sensores de ABS, ESP, radiofrecuencia, e incluso láser. Además, se complementa con el programa para neumáticos Conticonnect, que al igual que el de Pirelli, también se basa en un sensor ubicado en el interior de la banda de rodadura.

Uno de los principales retos de Continental es medir de forma constante el coeficiente de rozamiento entre el neumático y la carretera, algo de gran valor para cuando se instauren los niveles de conducción autónoma 4 y 5, pues permitirá al vehículo adecuar su conducción a las condiciones de la vía.

Este chip interno puede saber la presión, la temperatura, el desgaste del neumático, el peso que recae sobre él, la fecha de fabricación e instalación, la cantidad de kilómetros que lleva y hasta la clase de uso al que ha sido sometido –tipo de conducción, condiciones mayoritarias de la vía, etc.–, y todos esos datos también se los envía a una base de datos accesible a empresas, por lo que es especialmente útil para flotas.

Goodyear

Goodyear

La firma estadounidense ha puesto especial hincapié en la tecnología enfocada hacia el coche eléctrico y autónomo. Sus neumáticos IntelliGrip disponen de un chip, ubicado en la banda de rodadura, que además de todos los datos relativos al neumático, es capaz de predecir tanto el estado de la calzada como su humedad o su temperatura.

Esto es interesante de cara al vehículo autónomo, pues permitirá adaptar su funcionamiento a dichas condiciones. Asimismo, Goodyear dispone de una gama de neumáticos industriales con tecnología RFID –Radio Frecuency Identification–, que además de monitorizar al neumático sirve como dispositivo de localización para encontrarlos en caso de robo.

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