Tras la realización de una prueba en conducción real con tres modelos eléctricos, la Organización de Consumidores y Usuarios -OCU- ha determinado que los fabricantes de vehículos no dicen la verdad a la hora de declarar la autonomía de sus coches con un sistema de propulsión 100% eléctrico. Los tres protagonistas de estas comprobaciones han sido un Nissan Leaf, un Renault ZOE y un Opel Ampera-e.
El resultado promedio después de la evaluación por parte de la OCU ha sido que la autonomía es un 36% más baja que la homologada por las marcas. Además, si el vehículo está ocupado por más ocupantes que el conductor dicha autonomía puede sufrir un descenso de hasta el 43% de la cifra declarada. Es decir, que si cualquier coche eléctrico homologa una autonomía de hasta 300 km, ésta puede verse reducida hasta los 171 km.
Las pruebas llevadas a cabo por la OCU han sido realizadas en recorridos que incluían tramos de ciudad, de carreteras secundarias y de autopistas. Además, se han hecho solo con el conductor, transportando a un pasajero de 75 kg, con dos niños de 30 kg cada uno y con un equipaje de unos 20 kg. En todos los trayectos se ha encendido el sistema de climatización a 22º, cuando la temperatura exterior ha sido de 10º.
La OCU ha achacado este desajuste a que la Unión Europea, a pesar de haber endurecido las pruebas de homologación en este sentido con el nuevo test WLTP, todavía «permite a las marcas seguir publicando los resultados del antiguo test de homologación de consumo -NEDC- durante un tiempo». De esta manera, el desajuste entre lo declarado y lo real es de al menos un 19%; y eso teniendo en cuenta que las pruebas de homologación de las marcas las realizan profesionales en las mejores condiciones posibles -sin peso, sin conectar la climatización, evitando los atascos, sin circular por pendientes, etc.-.