El teletransporte no existe. Si tú quieres ir de un punto A a un punto B, tienes que emplear un determinado tiempo. Si son unos cuantos kilómetros, si vas en coche tardarás menos que si vas andando; y, si está muy lejos, llegarás antes si vas en avión.
Todo depende de las distancias, de los costes… y siempre, siempre, vas a necesitar un determinado tiempo. Ningún recorrido se puede realizar de forma instantánea.
Con esto de las cero emisiones, sucede lo mismo. Estamos en un punto A y tenemos que pasar a un punto B. Pero es imposible recorrer ese camino de la noche a la mañana. Y, si para recorrer por ejemplo 100 kilómetros necesitas una hora, necesitas una hora. Ponle una hora y algo por si surgen imprevistos. Tratar de hacer esos 100 kilómetros en 20 minutos tiene todas las papeletas para convertirse en un fracaso.
Eso mismo es lo que está ocurriendo con las imposiciones políticas, y por eso mismo acabamos de ver cómo la UE ya ha reculado en temas como las sanciones por emisiones que se iban a imponer este año y que ya se van a congelar tres años. No es viable. El cambio no es sólo un cambio tecnológico. Es un cambio sociológico. Y, por mucho que la tecnología pueda correr, la sociedad necesita su tiempo.

Por eso, cuando el pasado miércoles Dacia nos invitó a una charla sobre su visión sobre la descarbonización, y nos mostraron que su idea es alcanzar las cero emisiones en 2050, entendimos que su plan está mucho más adaptado a la realidad de lo que otros quieren imponer de forma totalmente equivocada. Y sí, no hay duda: esa visión de la realidad de Dacia está y estará detrás de sus buenos resultados en cuanto a ventas.
Pero ¿cuál es la apuesta de Dacia? ¿Renuncian al coche eléctrico? Por supuesto que no. Es más, en su gama ya cuentan con un modelo completamente eléctrico, el Spring. Y es un eléctrico de los que más sentido tienen: un coche de bajo coste pensado sobre todo para la ciudad, en ambiente donde un eléctrico tiene sentido.
Sin embargo, la gran apuesta de Dacia va en dos direcciones, además de algunas otras cosas que también ayudan a reducir emisiones y que van en el propio ADN de la marca. Por un lado, el GLP o Gas Licuado de Petróleo es una de las grandes apuestas de Dacia. Esto permite contar con un motor que funciona tanto con gasolina como con GLP, un gas cuyas emisiones contaminantes son más bajas. Además de ser una tecnología muy asequible, permite ahorrar en torno a un 35% en coste carburante, y en España existen unos 1.000 puntos de recarga de GLP.
La otra gran apuesta es la hibridación, ya sea con una hibridación ligera o con una hibridación 100%. Dacia cuenta con ambas tecnologías en modelos como el Duster o el Bigster y, de nuevo, además de ser tecnologías asequibles, logran una importante reducción de emisiones contaminantes.
Además, Dacia sigue apostando por ofrecer el peso más contenido posible en sus modelos, algo que permite dos cosas: por un lado, no se necesitan motores muy potentes, por lo que su consumo es más bajo; por otro, al haber menos peso, el motor debe realizar menos esfuerzos… y el consumo también es más bajo.