Donald Trump ha anunciado que va a imponer unos aranceles del 25% a todos los coches que lleguen de fuera a partir del 2 de abril. Lógicamente, las reacciones no se han hecho esperar, y tanto los políticos de los países afectados como los responsables de las marcas han comenzado a dar su opinión y presentar sus contraofensivas.
Una de ellas es Ferrari, que ya ha anunciado que el precio de sus coches subirá un máximo de un 10% en el mercado estadounidense. Esa es la noticia, y tampoco tiene mucho más. Pero lo que de verdad me parece interesante es marcar la diferencia entre que Ferrari tome esa decisión y que lo haga prácticamente cualquier otra marca del mercado.
Empecemos por contar que Ferrari es la marca de coches más rentable del mundo. Ninguna otra marca saca tanto beneficio por unidad vendida como Ferrari. Es lógico: un Ferrari es un Ferrari, y alrededor de la marca hay tantas particularidades que se pueden permitir cualquier cosa.

De hecho, los Ferrari son muy caros. Sin embargo, podrían serlo mucho más, que apenas perderían venta. Porque un Ferrari no es sólo un coche. Es un elemento de distinción y exclusividad total y absoluta, y por eso su precio puede ser tan elevado sin que el posible comprador rechiste.
Es más, hasta les viene bien que sean más caros. Porque, cuantos más caros sean y más difícil sea tener uno, mayor será la exclusividad y el status social de quien lo tenga. Llega un punto en el que ya da igual el diseño, la potencia o las prestaciones. Es un Ferrari. Y si tienes un Ferrari, eres verdaderamente rico. Y punto.
Así que cuando leo que Ferrari dice que va a subir un 10% el precio de sus coches, pienso: ¿Y qué? Cómo si los sube un 50%. Ferrari es una marca que, cada vez que presenta un coche, tiene ya vendida una gran parte de la producción de ese modelo antes de que se ponga a la venta. Y eso si es un coche ‘normal’; si es una edición especial o algo similar, todas las unidades están vendidas incluso antes de que se anuncie la llegada del coche.
Por tanto, Ferrari va a subir un 10% el precio de sus coches en Estados Unidos. Pues bien. Ha quedado buena tarde.
