La aprobación, a mediados de 2022, de la Ley de Reducción de la Inflación (más conocida como Ley IRA) por parte de la Administración Biden en EE.UU., fue un golpe sobre la mesa para que EE.UU. liderara en los próximos años el mercado de la movilidad sostenible. No en vano, esta Ley ha supuesto una inversión de 369.000 millones de dólares para incentivar iniciativas industriales sostenibles… como las plantas de baterías para coches eléctricos. Unas subvenciones tan elevadas que incluso sedujeron al Grupo VW a trasladar una planta de fabricación de baterías prevista para Europa del Este… a Canadá, donde se podrá beneficiar de gran parte de las ventajas de esta Ley.

Y, según los últimos datos, a EE.UU., este golpe en la mesa le ha salido… muy bien. No sólo por la fábrica de baterías del Grupo Volkswagen, sino porque, según el último informe publicado por Clepa, la Asociación Europea de Proveedores de Automoción, el país norteamericano se habría puesto de inmediato en cabeza en la carrera por liderar la movilidad eléctrica.
¿El motivo? Que esta Ley IRA, y pese a la (tenue) respuesta por parte de la UE, le ha permitido atraer más de la mitad de la inversión mundial en baterías: “Desde la adopción de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), Estados Unidos ha atraído más del 50% de la inversión mundial en baterías, superando a la Unión Europea (UE) en atractivo de inversión», precisa Clepa en un comunicado al respecto de este estudio.

Los proveedores europeos de la industria, mucho peor que antes de la pandemia
El que EE.UU. suponga un mayor atractivo de inversión es, más allá incluso del enorme éxito puntual de esta Ley IRA; el verdadero problema para la industria europea de proveedores de automoción, puesto que estos no se encuentran tampoco en su mejor momento, precisamente.
Según las cifras proporcionadas por Clepa, hasta el 77% de los proveedores de automoción en Europa registró un margen operativo inferior al 5% en 2022. Este margen, también denominado margen Ebit, es que se asocia generalmente al necesario para cubrir los costes y, a la vez, mantener las inversiones a largo plazo. Pero lo mas grave es que Clepa ha calificado de “asombroso” el incremento del porcentaje de proveedores de automoción con un margen operativo inferior al 5%, que si en 2019 y antes de la pandemia se situaba en el 41%… tres años después ha crecido al citado 77%.
Otro incremento de lo más significativo (y no para bien) es el de aquellos proveedores europeos que registraron pérdidas económicas. Si en 2019 eran tan sólo el 3%; en 2022 ya representan el 23·%; prácticamente uno de cada cuatro. Y como descenso, hay que citar el de los beneficios: el superávit comercial de los proveedores de automoción europeo fue, en 2021, de 28.700 millones de euros; pero en 2022 fue un 10,45% menor, con cerca de 25.700 millones de euros.

«La transformación de nuestra industria está perdiendo impulso, mientras que en otras regiones se está volviendo más competitiva. Necesitamos una política industrial que se base en los puntos fuertes del mercado único y reconozca la importancia de mantener las cadenas de valor mundiales. Además de aliviar la carga normativa, es necesario revisar las normas sobre ayudas estatales para garantizar el apoyo a la ampliación de la producción de tecnologías y procesos de producción innovadores y sostenibles”, solicitaba al respecto el secretario general de Clepa, Benjamin Krieger.
Este estudio de Clepa señala además, dejando a un lado el tema de las baterías, la inversión extranjera en la industria de componentes de automoción en Europa se redujo por segundo trimestre consecutivo a finales de 2022:«Si bien la inversión extranjera directa durante todo el año se duplicó hasta casi 4.000 millones de euros en 2022, la desaceleración hacia el final del año subraya las preocupaciones sobre la competitividad” señala este informe, lo que no augura un buen comienzo para 2023.

Sin embargo, parece que no todo está perdido para Europa, ni en cuanto a componentes ni en cuanto a la fabricación de baterías. Y la ayuda vendrá… de China, un país con una industria de vehículos eléctricos a la vanguardia mundial y, sobre todo, intersada en venderlos en el mercado europeo. Así, Clepa indica en su informe que «inversores chinos» ya han anunciado dos proyectos de producción de baterías para eléctricos en la UE y valorados en unos “8.400 millones de euros”.
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