La familia A de Mercedes es la principal responsable del cambio de imagen que ha experimentado la entidad alemana en menos de cinco años. Ya no es sólo una firma elegante para conductores ‘maduros’: ahora es una de las marcas premium más tenidas en cuenta por los jóvenes.
De todos, el Mercedes GLA es el encargado de hacer triunfar a Mercedes en uno de los segmentos más de moda del mercado: el de los SUV compactos premium. Y como hasta ahora su éxito ha sido notable, en la marca han decidido tocarlo lo justo y necesario con ocasión de este restyling: pequeños cambios estéticos y algún elemento más de equipamiento -como el sistema de apertura eléctrico del portón con el pie; desde 962 euros-.
La parte positiva es que mantiene su atractivo diseño, pero internamente los cambios son tan escasos que los principales aspectos mejorables del coche se han quedado como estaban: frente a sus rivales, es menos espacioso, y podrían haber aprovechado para mejorar el refinamiento de sus motores diésel. Tampoco varía su completa oferta mecánica, con motores de 122 a 381 CV, tracción delantera o total, cambio manual o automático…
Mercedes GLA, en marcha
En marcha, el GLA se comporta como un turismo -esta versión tiene tracción delantera; la 4×4 vale 1.485 euros más-. Su mayor altura -6 cm- y peso -55 kilos- respecto a un Clase A se nota poco en las curvas. En opción, se ofrece una suspensión más deportiva y 15 mm más baja -1.912e, junto con el pack deportivo AMG Line- u otra con 30 mm más altura para circular por campo -357 euros-.
Sobre raíles: Con la suspensión de serie, el GLA es muy estable y más ágil que muchos de sus rivales en zonas de curvas, pues balancea poco y no se notan en exceso las inercias en los cambios de dirección. La dirección es muy precisa y la suspensión, sin ser firme, contiene muy bien los movimientos de la carrocería. Es, también, bastante cómodo.
Para disfrutar: El motor 2.2 diésel de 177 CV ofrece muy buena respuesta a bajo y medio régimen -a 1.400 rpm ya entrega 350 Nm de par-, y su consumo es contenido -es fácil mantenerse en 6,0 l/100 km-. El cambio automático de doble embrague y siete marchas es suficientemente rápido, si bien destaca más por suavidad. Sólo hay un aspecto a mejorar: el motor es más ruidoso y vibra más de lo esperado en un coche premium.
El interior del Mercedes GLA
El salpicadero apenas varía: mantiene el diseño que heredó del Clase A. La calidad es buena, pero podrían haber aprovechado para acercarse a la de sus rivales directos, que son mejores todavía sobre todo por ajustes y solidez.
La postura de conducción es buena; parecida a la de un turismo porque se puede ir bastante bajo. La visibilidad es buena por la mayor altura de la carrocería. La distribución de mandos requiere adaptación -la palanca del cambio va donde el mando de los parabrisas, estos se accionan desde el de los intermitentes…-, pero después es intuitiva.
En espacio no destaca: sus rivales son más amplios detrás -el GLA es estrecho para tres personas- y tienen más maletero -el Mercedes se queda en 421 l y el Evoque, 575 l; 154 l más-.
Los rivales del Mercedes GLA
AUDI Q3 TDI 184 quattro s-tronic
- Potencia 184 CV (135 kW)
- Vel. máx. 219 km/h
- Consumo 5,2 l/100 km
- Tamaño 438 x 183 x 159 cm
- Precio: 39.900 euros
Está bien hecho y es fácil de conducir. Es un coche muy agradable.
- Lo mejor: Calidad de acabados, refinamiento.
- Lo menos bueno: Podría tener más maletero, diseño algo soso.
BMW X1 sDrive 20d aut.
- Potencia 190 CV (140 kW)
- Vel. máx. 222 km/h
- Consumo 4,5 l/100 km
- Tamaño 443 x 182 x 159 cm
- Precio: 38.100 euros
Al ser 4×2, este X1 puede ser el más barato. Destaca por rendimiento.
- Lo mejor: Precio, agilidad, prestaciones.
- Lo menos bueno: Sus rivales son más cómodos, 4×4 por 2.000 euros más.
RANGE ROVER EVOQUE TD4 180 4×4 aut.
- Potencia 180 CV (132 kW)
- Vel. máx. 195 km/h
- Consumo 5,1 l/100 km
- Tamaño 437 x 190 x 166 cm
- Precio: 44.430 euros
Es el que va mejor en campo, pero en asfalto es un poco menos ágil.
- Lo mejor: Habitabilidad, comodidad, es el mejor en campo.
- Lo peor: Es el más caro y el que ofrece peores prestaciones.