Nissan da pistas sobre su futuro con el prototipo IMS Concept presentado en el Salón de Detroit, un modelo eléctrico y autónomo que combina el diseño de un sedán con la altura de un crossover y la tecnología que incorporarán los vehículos de la marca a lo largo de los próximos años.
Nissan es una de las marcas con más experiencia en el segmento SUV, no en vano el Nissan Qashqai es uno de los crossover más populares del planeta y a medida que pasa el tiempo su éxito va en aumento. Por eso es sorprendente que la marca japonesa haya dado un giro hacia los modelos de corte sedán con su último prototipo, el IMS Concept presentado en el Salón de Detroit. La marca lo define como un «sedán deportivo elevado» y, efectivamente, combina el diseño de un sedán con la altura y el espacio interior de un SUV para convertirse en un «todo en uno» que además recurre a la propulsión eléctrica y es capaz de conducir de forma autónoma. Un concepto que vimos en el pasado salón de París en un prototipo que está dando mucho que hablar en los últimos días, el Peugeot e-Legend.
Gracias a su diseño y a una considerable distancia entre ejes, el interior es muy amplio y se puede configurar de una manera novedosa, con dos asientos delante y tres detrás (2+1+2), si bien la plaza central trasera es más grande que las otras dos, que pueden plegarse para dejar un asiento central excepcionalmente amplio denominado Premier Seat. En caso de escoger el modo de conducción autónoma, el volante se esconde para ampliar el espacio en el puesto de conducción, mientras que la iluminación ambiental led cambia de color para crear un ambiente más relajado en el interior.
Más de 600 km de autonomía
Además de su diseño particular y de la novedosa disposición de los asientos en el interior, el IMS Concept es autónomo y eléctrico, por lo que se integra a la perfección en el programa Nissan Intelligent Mobility de la firma japonesa. Este prototipo cuenta con dos motores eléctricos, uno en cada eje, que desarrollan 360 kW (483 CV) y 800 Nm de par de manera conjunta; los dos propulsores reciben la energía de una batería dispuesta bajo el suelo del vehículo que proporciona alrededor de 610 km de autonomía gracias a sus 115 kWh de capacidad.