En 1987, Nelson Piquet ganó el mundial de Fórmula 1 con Williams, justo por delante de McLaren, Lotus y Ferrari. La década de los 80 será recordada por el reinado de las escuderías británicas en la máxima categoría del automovilismo, pero también por la sequía de Ferrari que, desde 1982, no volvió a ganar un campeonato de constructores hasta 2002, varios años después del fallecimiento de Enzo Ferrari.
El fundador de la firma italiana vivió para la competición y estuvo pendiente de su equipo hasta el final de sus días, en 1988. Aunque al final ya no acudía a las carreras por cuestiones de salud, seguía las carreras a distancia y el Ferrari F1/87 fue el último monoplaza de Fórmula 1 que vio correr.
Como ya hemos dicho más arriba, Ferrari acabó en la cuarta posición de la tabla de constructores. Aunque el F1/87 era rápido, no resultó fiable y acabó retirándose en la mayor parte de las pruebas del calendario. Ese año, los pilotos de Maranello fueron Gerhard Berger y Michelle Alboreto, quinto y séptimo del mundial respectivamente, si bien ambos cuajaron buenas actuaciones y subieron al podio en más de una ocasión, llegando a ganar Berger los dos últimos grandes premios del año.
Completamente restaurado
Más allá de la falta de fiabilidad, el F1/87 era una bestia capaz de producir 950 CV en clasificación y cerca de 880 CV con especificaciones de carrera. Montaba un motor V6 turbo de 1.5 litros y sirvió como base para el monoplaza de 1988, el F1/88C.
Ahora, el coche que disputó las carreras de Hungría, Austria, Italia y Portugal sale a subasta. Se trata de la unidad con chasis número 100 que pilotó Michelle Alboreto y Bonhams, la casa que se encarga de su puja, espera que alcance un precio de 750.000 euros. Si estás interesado en su compra, debes saber que la subasta se celebrará en Mónaco este mes de mayo.