Llegar hasta Thomatal, un pequeño pueblo de montaña del Estado de Salzburgo (Austria), no es sencillo, y menos en invierno. En nuestro caso, dos vuelos y una hora y media de viaje a bordo del Skoda Yeti 4×4 nos llevan hasta el valle de Schonfeld (literalmente, «campo de sueños»), un lugar del cual pronto descubriremos lo acertado de su nombre.Allí, en pleno valle, en medio de una extensión nevada, nos espera una flota de vehículos 4×4 de la gama del fabricante checo, y entre ellos una de sus principales novedades: el Skoda Octavia RS 4×4. Tras una breve charla y después de dar tres vueltas de reconocimiento a una ratonera pista de hielo preparada para la ocasión, comenzamos a rodar libremente.
Las primeras vueltas las realizamos con el ESP conectado y el cambio automático en su posición D. Pese a que los vehículos están calzados con neumáticos de invierno Michelin Pilot Alpin, la adherencia es muy baja y el ESP actúa constantemente tanto sobre los frenos como sobre el acelerador. Más allá de algún que otro subviraje si pretendemos abordar una curva cerrada demasiado deprisa, todo está siempre bajo control. El segundo modo del ESP se activa con una pulsación corta del botón correspondiente y nos da un poco más de margen. No permite apenas la guiñada del vehículo, pero sí que elimina la función de «control de tracción», lo que posibilita que las ruedas delanteras patinen y que, por tanto, se envíe más par al tren trasero, y esto hace la conducción algo más «divertida». Pero es cuando pulsamos durante un intervalo largo el botón del ESP cuando realmente comenzamos a pasarlo bien. En este tercer programa no solo desaparece el control de tracción, sino que el ESP permite cierto grado de subviraje, y el software que emula el bloqueo de los diferenciales trabaja con menos injerencias. Las sensaciones mejoran cuando pasamos a controlar manualmente el cambio DSG empleando las levas que hay tras el volante, lo que nos permite disponer de más caballos bajo el pie derecho en las curvas más cerradas y nos deja provocar antes el sobreviraje.
Cambiamos el Skoda Octavia RS 4×4 por el Scout
Lamentablemente, el tiempo con el Skoda Octavia RS 4×4 pronto toca a su fin, y a continuación cambiamos de pista y de coche para derrapar sobre el hielo en esta ocasión con un Skoda Octavia Scout dotado de cambio manual. Después de un par de vueltas de reconocimiento, damos un par de giros con los dos programas más restrictivos del ESP y en seguida pasamos al modo más deportivo del control de estabilidad. Curiosamente, el Skoda Octavia Scout se muestra algo más ágil que el RS, pero esto tiene su explicación. En primer lugar, esta segunda pista es más rápida, y además, el reparto de peso de la carrocería familiar favorece esta mayor agilidad.
También hay diferencias en la gestión electrónica de la tracción. Los Skoda Octavia 4×4 «normales», incluido el Scout, emplean el sistema EDL (Electronic Differential Lock o bloqueo electrónico del diferencial), mientras que el RS sustituye este programa por el XDS+ (control electrónico del diferencial para giros dinámicos). En realidad, en ambos caso se trata de frenar levemente la rueda de un eje que patina para provocar una transferencia de par a la rueda opuesta de ese mismo eje, pero los parámetros de actuación son diferentes, y la prioridad en el caso del Octavia 4×4 es favorecer el avance, mientras que en el Octavia RS se pretende lograr un comportamiento más ágil. Después de esta experiencia, entendemos que sobre la pista helada, el ELD ofrecía un comportamiento más adecuado que el XDS+, que seguramente mostrará su mejor cara fuera del hielo. En realidad, cuando acabamos el ejercicio y bajamos del coche, nos costaba mantener el equilibrio sin resbalar sobre la superficie helada sobre la que instantes atrás habíamos estado conduciendo, lo que dice mucho de la «magia» lograda por la combinación del embrague Haldex, las ruedas de invierno, la electrónica y el saber hacer de los técnicos de Skoda.
Así que casi sin darnos cuenta, los apenas 30 minutos de conducción a bordo de los modelos 4×4 de Skoda han terminado, pero nos han dejado un buen sabor de boca. Aunque Skoda lleva apenas 17 años fabricando modelos de tracción total, su gama 4×4 se ha ido ampliando con el paso del tiempo y ha ganado mucho peso en el total de sus ventas, hasta el punto de que el 17 % de los Yeti, Octavia y Superb vendidos en 2015 correspondió a versiones de tracción integral, lo que supuso un total de 67.500 unidades. De hecho, desde que en 1999 saliera a la venta el Skoda Octavia Combi 4×4 (el primer modelo de tracción total de la firma checa), Skoda ha fabricado más de 500.000 automóviles con tracción a las cuatro ruedas.