Los países miembro de la Unión Europea se preparan para negociar la regulación de la Euro 7, que se pondrá en marcha a partir de 2025. Esta nueva medida plantea reducir las emisiones contaminantes de los vehículos, por lo que será más estricta con los límites de sustancias contaminantes como el óxido de nitrógeno y el monóxido de carbono.
Ante las estrictas normas planteadas por los legisladores, según publica Reuters, ocho países de la Unión Europea han firmado conjuntamente un documento en el que se oponen a estas limitaciones, ya que consideran que son valores difíciles de alcanzar, y piden que no sean tan estrictas.

Quieren retrasar el endurecimiento de la norma Euro
Los ochos países que están en contra de los límites de la Euro 7 son: Francia, Italia, República Checa, Bulgaria, Hungría, Rumanía, Polonia y Eslovaquia. Reuters explica que en el documento que han enviado estos países al resto de estados miembro, y al cuál ha tenido acceso la agencia de noticias, piden que parte de las nuevas limitaciones de esta ley, como el endurecimiento de los límites de las emisiones de los tubos de escape, se eliminen por completo.
«Nos oponemos a cualquier nueva reglamentación sobre emisiones para turismos y vehículos comerciales»
Declaración conjunta de los ocho países
Estos países, muchos con un amplio abanico de industrias de automóvil, se oponen a las medidas de la Euro 7, ya que consideran que las limitaciones son demasiado ambiciosas e irreales para que los fabricantes puedan cumplirlas. Los ocho países alegan que estas limitaciones van a obligar a los fabricantes de vehículos a hacer una inversión excesiva y poco eficiente.
Un dinero invertido, que según los ochos países que han firmado el documento, se podría utilizar para el desarrollo de vehículos de cero emisiones. Una de las soluciones que plantean estos ocho países es retrasar la entrada en vigor de la Euro 7, ya que estas limitaciones pueden desviar parte de la inversión que están llevando a cabo los fabricantes para alcanzar el objetivo de la Unión Europea de que todos los coches vendidos a partir de 2035 sean cero emisiones.
Por su parte, la Comisión Europea recalca que es necesario reducir el número de emisiones. Además explica que esta normativa se aplicará solo a los nuevos vehículos, no a aquellos que ya estén en la carretera. La ley hará que las pruebas de emisión sean más duras, lo que hará que los fabricantes de vehículos tengan que desarrollar un sistema de monitorización de las contaminaciones en los propios coches.
Aparte de este sistema de monitorización la Euro 7 busca, por primera vez, limitar la contaminación de frenos y neumáticos.
Las principales clave de la Euro 7
- La norma endurece los niveles de emisiones de partículas, NOx y otros contaminantes.
- Equipara los niveles de emisiones, sin hacer distinciones en cuanto al tipo de propulsor. De esta manera, los motores diésel tendrían que ser tan «limpios» como los de gasolina.
- Establece medidas sobre aspectos como las emisiones de partículas derivadas del funcionamiento de los frenos y desprendidas por los neumáticos (aunque los límites son bastante laxos).
- Obliga a que los coches con baterías ofrezcan uns garantía mínima de degradación equivalente a una reducción inferior al 30% de la capacidad de la batería de tracción durante los primeros 8 años o 160.000 kilómetros.
Desde el punto de vista de los motores diésel, la aplicación de una hipotética norma Euro 7 implicaría encarecer aún más los sistemas de tratamiento de gases de escape. Como resultado, el empleo de estas mecánicas podría quedar restringido a los modelos más caros. Además, entre los vehículos profesionales, el impacto de la Euro 7 podría ser aún más dramático, si cabe.
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