Lo probamos en Namibia

Primera prueba del Toyota Land Cruiser

Pablo J. Poza
Pablo J. Poza
Nos hemos ido a Namibia a probar el segundo rediseño de la Serie 150 del Toyota Land Cruiser, que ya está a la venta desde 35.850 euros.


Lanzada a finales de 2009, la Serie 150 del Toyota Land Cruiser experimentó un primer restyling tres años más tarde, si bien la remodelación más importante de la gama tuvo lugar en 2015, con la aparición del nuevo motor 1GD-FTV, de 2,8 litros y especificaciones Euro 6, un propulsor que se ha mantenido inalterado en este segundo restyling, y que es la única planta motriz que se ofrece en España, bien con cambio manual o automático, siempre con seis relaciones, caja tránsfer con reductora y diferencial trasero autoblocante que, en las versiones más equipadas, se sustituye por uno 100% bloqueable manualmente.

El exterior de esta remodelada gama es fácilmente reconocible por su nuevo frontal, de líneas más rectas, una parrilla de cinco barras y ópticas de diseño más convencional, que pueden ser halógenas o LED. También es muy llamativo el nuevo capó, con dos jorobas y una pronunciada hendidura central que permite reducir el ángulo muerto que queda frente al vehículo en zonas de franqueo extremo. Precisamente, para tratar de eliminar por completo este inconveniente, las unidades dotadas de la interfaz Multi-Terrain Select ofrecen ahora la visión en tiempo real de lo que se encuentra debajo del capó (Underfloor View), un ingenioso truco que se consigue ofreciendo, en diferido, las imágenes captadas por la cámara frontal en el momento previo a nuestro paso por el obstáculo. En la práctica no es tan útil como parece, pero la idea resulta brillante.

Los cambios en la carrocería son numerosos, y afectan incluso a las aletas, si bien el portón trasero conserva su diseño básico y su apertura a la derecha, típica de los automóviles diseñados con el volante al lado derecho.

En esta nueva «reencarnación», el Land Cruiser 150 adopta llantas de 17, 18 o 19 pulgadas. Las unidades probadas montaban, con buen criterio, cubiertas Dunlop Grandtrek AT23 en medida 265/60-18, un neumático mixto con una carcasa más resistente que la de las cubiertas equipadas generalmente de serie, que funciona muy bien en asfalto, arena y pistas (las superficies por las que discurrió la práctica totalidad de la prueba), y que, frente a un neumático más extremo, cede terreno en barro y nieve profunda.

El color azul de la carrocería (Midnight Emerald Blue) que puedes ver en las imágenes de la galería que acompaña esta prueba junto con otro denominado Avant-Garde Bronze Metallic completan las principales novedades del exterior.

Toyota Land Cruiser

Interior rediseñado

En el interior hay cambios importantes, especialmente en el salpicadero y la consola central. Hay una nueva pantalla multimedia de 8″ que conserva accesos directos por pulsadores físicos a las diferentes funciones, bajo la cual se encuentra la botonera que gobierna el climatizador. La capilla de relojes, el volante (heredado del Land Cruiser 200), la iluminación ambiental, diversos guarnecidos, materiales y el sistema multimedia son, asimismo, nuevos. No hay diferencias en términos de habitabilidad, con unas plazas delanteras cómodas, una segunda fila de asientos amplia y especialmente bien climatizada, y una tercera fila fácil de plegar y bastante aprovechable.

Pero lo mejor del Toyota Land Cruiser no es su aspecto exterior ni su habitabilidad. Lo mejor se manifiesta cuando se conduce fuera del asfalto. Nos hemos puesto al volante de una variante VX durante la mayor parte del tiempo, aunque también hemos conducido un Land Cruiser con acabado VXL, en ambos casos con cambio automático. El primero carece de suspensión neumática, Crawl Control, interfaz Multi-Terrain Select y bloqueo del diferencial trasero. Pero con los recursos de serie, el Land Cruiser sigue siendo un gran todoterreno. El eje rígido trasero le proporciona una buena articulación y garantiza una altura constante al suelo de la parte más expuesta de los bajos (el diferencial trasero). Resulta realmente difícil dejar más de una rueda en el aire durante los pasos más abruptos, situación que el bloqueo interaxial y el control de tracción resuelven a las mil maravillas.

Toyota Land Cruiser

Sobre la arena de la playa de la Costa de los Esqueletos y en diferentes ríos de arena, el Land Cruiser se mostró extremadamente solvente. Justo es decir que los neumáticos se deshincharon hasta alcanzar una presión de 1,4-1,6 kilos por centímetro cuadrado, y que los vehículos iban cargados únicamente con dos o tres ocupantes y su correspondiente equipaje.

Aunque sí permite disponer de un mayor confort, la suspensión neumática no supone una ventaja crucial fuera del asfalto, ya que, a pesar de que podemos elevar la carrocería, la altura libre a la bola del diferencial trasero, que, como hemos comentado, es el punto más cercano al suelo, no varía. Sí nos convence la posibilidad de elegir entre cinco modos diferentes del control de tracción, y, más aún, la manera ordenada de presentar los diversos programas en función de su mayor a menor permisividad para dejar que las ruedas patinen, ya que las necesidades sobre barro y arena (donde preservar la inercia es crucial) son muy distintas de las que encontraremos en una trialera extrema, en la cual lo importante es evitar que el par se desperdicie si una rueda gira en vacío.

Toyota Land Cruiser

Ayudas a la conducción

Como corresponde a un modelo recientemente actualizado, en el Land Cruiser 2018 encontramos asistentes a la conducción como el asistente pre-colisión, la alerta de abandono de carril, el automatismo para conmutar las luces de largo alcance, el reconocimiento de señales de tráfico, el detector de ángulo muerto con alerta de tráfico cruzado o el monitor de presión de los neumáticos.

La gama Land Cruiser 2018 arranca en 35.850 euros (con carrocería de tres puertas, cambio manual y acabado GX). La versión de cinco puertas más asequible (con cambio manual, siete plazas y acabado GX) cuesta 40.600 euros. La gama se cierra en los 66.400 euros del cinco puertas con acabado Limited. En todos lo casos, el motor es el 2.8 D-4D de 177 CV y 450 Nm (420 Nm en el caso de las versiones manuales), que permite homologar un consumo medio de 7,4 litros a los 100 kilómetros. Durante nuestra prueba, con temperaturas exteriores de hasta 38ºC, abundancia de pistas, arena, trialeras y sin apenas pisar el asfalto durante tres jornadas completas de conducción en las cuales la reductora estuvo engranada durante al menos una cuarta parte del tiempo, el consumo se quedó por debajo de los 18 litros cada 100 kilómetros, un dato brillante para estas duras condiciones.

Y esto es todo por hoy. Recuerda que puedes leer la prueba al completo en el número 213 de la revista Fórmula TodoTerreno, correspondiente a marzo de 2018.

 

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