El silencio de los vehículos híbridos y eléctricos en ciudad ha provocado el temor de que se produzcan más atropellos con este tipo de propulsores, ya que los peatones no reciben la información sonora de que se está aproximando un coche. Al mismo tiempo, el silencio de este tipo de coches es precisamente una de sus grandes ventajas, pues contribuye a reducir la contaminación acústica en las zonas urbanas. El director de seguridad de la asociación de fabricantes, Michael Cammisa, explica que «conseguir un equilibrio es importante. Aunque apoyamos la intención de la legislación de ayudar a los peatones, nos preocupa que la actual propuesta nos lleve a sonidos excesiva e innecesariamente estridentes para los que estén tanto dentro como fuera del vehículo».
Por su parte, la Alianza de Fabricantes de Automóviles, otro lobby de la industria en Estados Unidos, envió al director de la NHTSA, David Strickland, una carta en la que declaran que quieren un sonido «agradable» para los conductores y los pasajeros, porque «es crítico para la aceptación de los consumidores». Strickland les respondió con un informe de catorce páginas acompañado de una carta, en la que decía: «Entendemos que distintos coches suenen de forma distinta unos de otros, de modo que es fundamental que haya flexibilidad en los sonidos artificiales que los coches produzcan. Al mismo tiempo, tenemos que evitar abrir una caja de Pandora de sonidos que permita demasiadas opciones, como tonos individuales para cada vehículo que circule por la carretera». Los fabricantes advirtieron de otros aspectos, como la imposibilidad a su juicio de tener listos los sistemas para septiembre del año que viene, sus dificultades para calcular los costses de instalar esta tecnología, y cuánto afectará a la autonomía de los vehículos -al requerir este sistema parte de la energía eléctrica-.
En 2010, los fabricantes colaboraron con los legisladores, la Fedaración Nacional de Ciegos de Estados Unidos y el Consejo Americano de Ciegos, entre otros organismos, en la elaboración de la petición que el Congreso envió a la NHTSA para que regulara el ruido de los coches eléctricos, y que fueran obligados a añadir un sonido artificial. De hecho, las marcas han creado sintetizadores capaces de emitir sonido a altas frecuencias e incluso dirigirlo hacia determinadas áreas. En estos momentos, la propuesta realizada por la NHTSA es sólo un borrador, pero espera que pase a ser definitivamente una ley en vigor para el año 2015.