Uno de los museos más importantes de todo el planeta, el MoMA -Museo de Arte Moderno de Nueva York-, acaba de adquirir una unidad del Fiat 500 F del año 1965. Este ejemplar de ´Cinquecento´ será exhibido en la exposición permanente junto a otros vehículos como un Jeep de 1951, un Jaguar E-Type o un Volkswagen Escarabajo de 1959. Y es que el MoMA siempre ha entendido los coches como obras de arte, pues ha realizado varias exposiciones en los que los coches han sido los únicos protagonistas.
Esta versión F del Fiat 500 fue la más vendida durante los aproximadamente ocho años que duró su producción, entre 1965 y 1973 -la variante estándar se fabricó desde 1957 hasta 1975 y fueron entregadas más de cuatro millones de ejemplares-. Es un pequeño utilitario con una longitud ligeramente inferior a los tres metros que se convirtió en todo un icono de la industria de la automoción. Montaba un propulsor de gasolina de 0.5 litros que entregaba una potencia de 18 CV, los cuales le permitían alcanzar una velocidad máxima de 95 km/h.
Desde el propio museo han reconocido que se han hecho con uno de ellos por ser un automóvil cuya relevancia histórica en el viejo continente fue clave, ya que permitió a muchas familias poder adquirir su propio coche y ganar en libertad a un precio prácticamente para todos los públicos. La unidad que han comprado es una con la carrocería de color beige y con el nivel de equipamiento más espartano.
Martino Stierli, directivo del MoMA, ha apuntado que «la inclusión de este coche en nuestra exposición nos permitirá ampliar la historia del diseño del automóvil tal y como la cuenta el museo. El Fiat 500 es un icono de la historia del automóvil que alteró profundamente el diseño y la producción de vehículos». Por su parte, Olivier François, de Fiat, añadió que «si bien el Fiat 500 ha dejado indudablemente su marca en la historia de la automoción, también es cierto que nunca ha sido solo un coche».