Curiosas, extravagantes, increíbles, surrealistas...

Las multas de tráfico más inverosímiles

Ya sea por la peculiar interpretación de la ley que hacen algunos agentes, por el exceso de celo que ponen o por simple error técnico o administrativo, la realidad nos va dejando un buen número de multas de tráfico que podemos considerar raras, curiosas, extravagantes y hasta surrealistas. Aquí va una muestra.


El grueso de estas multas de tráfico que rozan lo increíble, tiene como denominador común una interpretación de la norma un tanto sui generis por parte de los agentes o el organismo que ponen la sanción.

Hilando muy fino

El Servèi Català de Transit se cubrió de gloria a finales de 2014, cuando envió una multa de exceso de velocidad a la propietaria de un coche que en el momento de cometerse la infracción detallada en dicha denuncia iba ¡subido en una grúa!, tal y como consta en la fotografía del radar que captó la supuesta infracción. La explicación de la autoridad catalana de tráfico fue que como la grúa tenía matrícula andorrana, les mandaban la notificación a ellos. Vamos, que como veían difícil cobrar de la empresa de asistencia andorrana, pues ‘a ver si cuela’.

Otros que se debieron quedar a cuadros fueron los seis conductores que fueron sancionados por la policía municipal de la localidad pontevedresa de Poio el 18 de abril de 2014, en un plazo de 20 minutos por, según las notificaciones, «girar la cabeza más de 45 grados» para mirar al coche radar en el que se encontraban los agentes, justo cuando pasaban a su lado. Esta actitud que, según los agentes, pone en riesgo la seguridad del tráfico, está sancionada con una multa de 100 euros, que se quedan en 50 con la reducción por ‘pronto pago’.

El exceso de afecto al volante también puede serr sancionado por los agentes, como pudimos comprobar el pasado invierno, cuando una vecina de la localidad pontevedresa de O Carballiño fue multada por recibir un beso de su novio en la mejilla cuando conducía su coche. Según el boletín de denuncia elaborado por uno de los dos agentes de la Guardia Civil que le dieron el alto, la chica iba al volante «sin mantener la propia libertad de movimientos». En el apartado de observaciones del mismo boletín se especificaba que «la conductora mantenía relaciones cariñosas con el acompañante», según informaba en su día el diario Faro de Vigo.

Uno de los casos más polémicos en España fue el de Tomás Valdivieso, un abogado canario que en 2003 fue multado por la Guardia Civil por rascarse la oreja. El letrado circulaba por la A-6 de Madrid cuando dos agentes le dieron el alto y lo acusaron de ir hablando por el móvil, algo que él negó, pudiendo demostrar que la última llamada era del día anterior. Sin embargo los agentes no cesaron en su empeño sancionador y le pusieron una multa por «sujetarse la oreja con su mano derecha de forma permanente sujetando el volante con una mano». La multa fue retirada un año más tarde.

No solo hay que tener cuidado con lo que se hace en el coche, también con lo que se lleva. Y si no, que se lo digan a una conductora gallega que fue sancionada por tenencia ilícita de armas. ¿Cuál era el arma? Un tirachinas que le había fabricado su abuelo y que llevaba colgado a modo de recuerdo en el retrovisor. Vale que no es el súmmum del buen gusto, pero tampoco es para poner 300 euros de multa, que es lo que le cayó a la pobre.

Uno de nuestros lectores nos hizo llegar una notificación en la que se le acusaba de «conducir de forma negligente creando una situación de riesgo o peligro para sí mismo, los demás ocupantes del vehículo o al resto de usuarios de la vía. Bailando en el interior del vehículo, así como tocando las palmas y golpeando contra el volante como si fuera un tambor; todo ello observado por el agente en un tramo de 1,5 km hasta ser interceptado, viaja menor de dos años en asiento trasero». Esta supuesta fiesta a bordo del coche le supuso 200 euros sin detracción de puntos.

multa tocar tambor en coche

A la vista de lo que se desprende del siguiente caso, no parece que exista mucho corporativismo entre los miembros de las fuerzas de seguridad. El caso es que cuando se encontraba en plena persecución de un coche a la fuga, un policía nacional fue parado por la Guardia Civil y multado con 150 euros y tres puntos de carnet por no llevar el cinturón puesto. En su defensa, el policía alegó que no llevaba el cinturón porque así podría desenfundar su arma en caso de necesitarla. No hemos podido comprobar como se resolvió al final el expediente.

Tener un accidente y además ser multado, es una sensación doblemente frustrante, como la que experimentó en julio de 2014 un motorista que circulaba por una carrertera jienense cuando, según sus palabras, «al llegar a una pronunciada curva a la izquierda pisé la gravilla que había en la cuneta, perdí el control de la moto y me fui al suelo». El piloto contaba así lo que sucedió despues: «La Guardia Civil llegó después de los equipos sanitarios y se interesó poco por nosotros. Tan sólo me preguntó que cómo había sido el accidente. Yo se lo expliqué y, poco después, me dijo que tenía que sancionarme porque era lo más barato para mí». Al parecer, fue sancionado con 180 euros por circular por la cuneta.

El exceso de celo en materia de multas no es patrimonio exclusivo de la administración española, en Francia tampoco nos van a la zaga. Y si no, que se lo pregunten al mismísimo Antonio Lobato. Hace pocas semanas el periodista de ATRESMedia hacía público que le había llegado una notificación de una multa desde Francia por haber sido ‘cazado’ circulando a 111 km/h en un tramo limitado a 110. La multa parece tomada por un radar de tramo, puesto que con los márgenes de error que maneja un cinemómetro convencional no se tramitaría una sanción de ese calibre. Más al límite no se puede estar.

Multa lobato

Casos ‘flagrantes’ de conducción temeraria

Un vecino de la localidad barcelonesa de Sabadell fue sancionado en noviembre de 2013 con 100 euros por comer un croissant mientras iba montado en bicicleta. La policía municipal lo paró y le puso la multa por «conducción temeraria». Al parcer, tan sorprendidos como el ciclista sancionado quedaron los compañeros del policía local que interpuso la denuncia, cuando lo contaba en jefatura.

Difícil de encuadrar es la multa que le fue impuesta por la Guardia Civil a un hombre en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), cuando circulaba con un triciclo de juguete por un polígono industrial. Él alegó que era su medio de transporte, pero como circualba a «altas velocidades», era de noche e iba sin luces, fue multado por conducción temeraria en un vehículo ‘no catalogado’.

Pues le tengo que multar…

Entre los conductores pícaros, podemos incluir al que en octubre de 2012 fue sorprendido en el carril Bus-VAO de la Autovía A6 circulando con un maniquí en el asiento de la derecha alque intentaba hacer pasar por su acompañante. Al parecer llamó la atención de los agentes de la Guardia Civil por su peculiar «actitud»: «Era extraña la inmovilidad que presentaba la persona que viajaba en el asiento del copiloto», señalaron. Al maniquí le había colocado peluca, gafas de sol, un vestido… Al final el avispado conductor fue sancionado con 200 euros; eso sí, el maniquí llevaba puesto el cinturón.

Los que no llevaban el cinturón de seguridad puesto eran los seis turistas suizos que fueron sorprendidos el pasado verano en Ibiza cuando participaban en una orgía dentro de una furgoneta. La Policía Local dio el alto a la furgoneta en la que viajaban, efectuó un control de alcoholemia al conductor –dio 0,0- y, de repente, comenzó a escuchar ruidos y jadeos en la parte trasera del vehículo. En las plazas traseras tres parejas mantenían relaciones sexuales… ¿La sanción? 1.200 euros –200 euros para cada uno– por no llevar el cinturón; aunque, finalmente, la cuantía redujo a la mitad porque los turistas pagaron en el acto… Mejor dicho, pagaron en el momento.

Pilotos frustrados y exhibicionistas

conducir a 190 kmhUna moda que se está extendiendo últimamente es la de poner el coche a altas velocidades en carreteras abiertas al tráfico, grabarse con el móvil y luego colgarlo en algún portal de vídeos como YouTube. Ese fue el caso de un vecino de El Burgo de Osma (Soria) que fue imputado por la Guardia Civil como presunto autor de un delito contra la seguridad vial, por «conducir un vehículo a motor con temeridad poniendo en peligro la vida o la integridad de las personas», según reza el comunicado emitido por la Guardia Civil. Este conductor colgó un vídeo en el que se le veía conduciendo a 190 km/h adelantando en dos ocasiones a otro vehículo con el que entabló una competición en la vía. Mientras sucedían los hechos, el imputado viajaba acompañado de su hijo de cuatro años de edad, al que se podía ver de pie entre los dos asientos delanteros y sin ningún tipo de sujeción o elemento de retención infantil. Este conductor merece doble felicitación.

Un caso muy paecido se dio a principios de este año, cuando la Guardia Civil también imputó a un vecino de la localidad conquense de Las Pedroñereas por conducir su BMW a 240 kilómetros por hora –exactamente el doble de la velocidad máxima permitida en ese tramo de la vía– por la N-301. Eso sí, el conductor, de 22 años, había tenido la deferencia de grabar su hazaña y subirla a YouTube, suponemos que para facilitar las tareas de identificación a la Benemérita.

Errores de bulto

Los radares de velocidad, de vez en cuando, dan alguna sorpresa o, mejor dicho, susto, que fue lo que le dio a un autobús de BizkaiBus, el servicio de transporte público de la Diputación , cuando le coumincaron desde el servicio de tráfico del Gobierno Vasco que había sido captado circulando a 235 km/h por la Autovía A-8 en Vizcaya. No hizo falta insistir mucho para demostrar que aquello era materialmente imposoble y que se trataba de un error, puesto que el radar que lo detectó estaba mal calibrado.

Algo parecido le sucedió en 2008 a la conductora de un Mini Cooper que fue sancionada por circular a ¡750 kilómetros por hora! por el barrio vigués de Coia… justo antes de romper la barrera del sonido.

Nadie se libra; ni aunque no conduzca

Todo el que es conductor está expuesto a ser sancionado en un momento dado por una infracción de tráfico que puede venir motivada por multiples razones: desde un descuido, a mala suerte o, directamente, una actitud negligente. Mucha notoriedad han alcanzado los casos de Ortega Cano –especialmente dramático, pues se saldó con la muerte de una persona–, o los de los personajes ligados al mundo del fútbol como Benzema, Marco Reus, José Mourinho o Joachim Löw o al mismísimo presidente de la RFEDA, Carlos Gracia. Aunque ninguno de ellos puede equipararse en nivel de surrealismo al del incidente protagonizado por Esperanza Aguirre en abril de 2014 con aquella moto que tan ‘malísimamente aparcada’ había dejado un agente de movilidad en el carril-Bus de la Gran Vía madrileña.

Estos casos son excepcionales y las multas de tráfico más frecuentes tienen que ver con cuestiones más mundanas, como infracciones de velocidad, número de ocupantes dentro de un vehículo, no llevar los triángulos de seguridad o el chaleco reflectante, por lo que no hay que bajar la guardia al volante. Pero si piensas que, porque no conduces estás libre de ser sancionado por alguna irregularidad relacionada con el tráfico, estás muy equivocado.

Aquí tienes una amplia lista de multas que te podrían poner aunque no vayas conduciendo, como le sucedió el pasado diciembre a un vecino de La Coruña que se encargaba de hacer pública por Twitter la sanción que le había impuesto la Policía Local coruñesa por «correr por el medio de la calzada –iba haciendo running– y hacer caso omiso de las señales de los agentes». La propia multa recogía que el sancionado fue avisado por «no respetar las señales de los agentes que regulan la circulación». Lo más curioso del asunto es que le fueron retirados –aunque luego le fueron reintegrados– 4 puntos del carné de conducir, algo que solo se puede realizar cuando la infracción se comete conduciendo un vehículo a motor y con el carné en vigor.

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